La Organización Mundial de la Salud, OMS, el pasado miércoles, advirtió que Europa puede sumar 500.000 muertos por la pandemia del coronavirus hasta febrero del próximo año.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró ayer que en los países donde se registra un fuerte aumento de casos de la COVID-19, como ocurre en varios del centro y del este de Europa, difícilmente se escapará a nuevas restricciones, al menos por un breve periodo.

“Francamente, algunos países están en una situación tan complicada que será difícil para ellos no poner en pie medidas restrictivas, al menos por un periodo corto de tiempo para reducir la intensidad de la transmisión”, dijo el director de emergencias sanitarias de la OMS, Mike Ryan, en una rueda de prensa en Ginebra.

Dijo que para otros países que no se encuentran en una situación alarmante, “quizás no sea demasiado tarde para transmitir a la población que es necesario volver a usar mascarillas, evitar espacios congestionados, trabajar desde casa y mantener distancia social”.

Según Ryan, lo que se observa en Europa es producto de la combinación de un rápido levantamiento de las medidas de prevención en el contexto de la pandemia y de tasas de vacunación insuficientes.

Sostuvo que los gobiernos deben valorar las decisiones que tomen en función del momento de la pandemia en el que se encuentran, pero que está claro que en aquellos donde sólo se ha vacunado entre el 30% y el 50% de gente debe entenderse que esto no puede haber cubierto por completo a la población de riesgo.

El Centro y Este de Europa tiene ahora algunas de las cifras más altas de contagios, hospitalizaciones y mortalidad por covid, al tiempo que las más bajas de inmunización de la UE, una situación ante la que varios Gobiernos aplican medidas y restricciones a no vacunados para convencerlos de que lo hagan.

Desde República Checa hasta Bulgaria y desde Austria a Rumanía, se han alcanzado en los últimos días máximos absolutos desde que comenzó la pandemia y en algunos países el sistema hospitalario está, una vez más, a punto de colapsar.Medidas en Austria y República Checha

Las autoridades sanitarias de países como Austria y República Checa insisten en que la gran mayoría de los nuevos infectados y hospitalizados no están vacunados.

En Austria, la reacción del Ejecutivo ante el descontrolado rebrote de casos y hospitalizaciones, aunque aún no de fallecimientos, se centra en presionar para que el 35% de la población que no se ha vacunado lo haga lo antes posible.

El Gobierno austriaco expresó hoy su intención de aprobar este domingo un confinamiento para quien no esté vacunado ni haya pasado la enfermedad, una medida que quiere negociar primero con los nueve Estados federados del país.

Dos de ellos, Alta Austria y Salzburgo, que tienen las cotas de contagio más altas y las más bajas de vacunación, aplicarán ese confinamiento ya desde el lunes, aunque aún no se ha aclarado cómo se aplicará ni cómo se controlará.

El confinamiento en Austria no supuso en la primera oleada un encierro absoluto, ya que, aparte de ir a trabajar o hacer la compra, también se permitió salir a pasear para cuidar la salud mental.

El canciller federal, Alexander Schallenberg, insistió hoy en que “la mayoría de la población que se ha protegido” no tiene por qué perder libertades para proteger a quienes no se han vacunado.Los contagios de la COVID-19 en Alemania se disparan a nuevo máximo de 50.000 en un día.

Desde el pasado lunes ya se aplica en todo el país la prohibición a los no vacunados ni sanados de acceder a locales de ocio y gastronomía, centros de estética o eventos con más de 25 personas.

A la mezcla de desconfianza hacia las vacunas, presente en otros países de la región, se suma en Austria la campaña antivacunas del partido ultranacionalista FPÖ, con el 18% de intención de voto.

Esta formación, que gobierna en coalición con los conservadores en Alta Austria, lanza mensajes como que con una combinación de vitaminas, paracetamol e ibuprofeno se puede combatir la COVID-19.

En República Checa, el Ministerio de Sanidad ha lanzado una dura campaña en los medios en la que muestra fotos de pacientes reales en situación crítica y de cadáveres siendo introducidos en ataúdes, bajo rótulos como “él pensó que aún tenía tiempo” o “ella no cree en las vacunas”.

“Queríamos mostrar la realidad de lo que está ocurriendo en los hospitales a aquellos que están sentados en sus zonas de confort y no ven que estamos en medio de la peor crisis sanitaria en más de un siglo”, ha argumentado Adam Vojtech, ministro de Sanidad, ante las críticas y las exigencias de que se retire la campaña.

Sólo el 57,5% de la población total de República Checa está plenamente inmunizada contra la COVID-19.

En Eslovaquia, la presión para aumentar el nivel de vacunación, actualmente en el 42%, ha llegado al Ejecutivo a anunciar que dejarán de cobrar el sueldo los trabajadores que no estén vacunados, no hayan pasado la enfermedad o no tengan un test reciente.

En otros países donde los niveles de contagios han llegado a sus máximos en los últimos días, como Croacia y Bulgaria, las autoridades se resisten aún a tomar medidas más drásticas.

En Bulgaria, que tiene la tasa de mortalidad por la COVID-19 más alta de la UE y que este fin de semana celebra elecciones legislativas y presidenciales, se ha descartado recurrir al confinamiento.

Desde el pasado 21 de octubre sí se exige el certificado COVID, de estar vacunado, sanado o tener un test negativo reciente, para acceder a locales de gastronomía o cultura.

Desde entonces, el ritmo de vacunación se ha acelerado, pero sigue estando por debajo del 23% de la población total.

Toque de queda en Rumanía

En Rumanía, el segundo país de la UE con menos tasa de vacunados y el segundo también con más alta mortalidad, desde el 25 de octubre los no vacunados tienen prohibido consumir en bares y restaurantes y no pueden salir de sus domicilios entre las 10:00 de la noche y las 5:00 de la madrugada del día siguiente.

Esa restricción disparó el ritmo de vacunación a 100.000 personas diarias a finales de octubre, una cifra que se ha reducido a 25.000 durante los últimos días.

Para volver a acelerar la inmunización, el Gobierno rumano espera que el Parlamento apruebe en los próximos días una ley que obligaría a vacunarse a quienes trabajan en instituciones públicas o en empresas privadas con más de 50 empleados presenciales.

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