El turbulento gobierno de Donald Trump que hoy termina se resume en un país dividido, aumento de la violencia racista, choques con socios y acercamientos a enemigos, así como negacionismo de la pandemia y de la derrota electoral.

Alejandro Mayorkas, el cubano-estadounidense nominado como secretario de Seguridad Nacional, aseguró ayer que el presidente electo de EE.UU., Joe Biden, promoverá una reforma migratoria desde su primer día en la Casa Blanca que “de una vez por todas” solucione el sistema de inmigración del país.

Durante una audiencia de confirmación en el Senado, Mayorkas, quien ya formó parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), señaló igualmente el compromiso de Biden de acabar con la política estadounidense de Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), en virtud de la cual cerca de 60.000 solicitantes de asilo han sido devueltos a México a la espera de una cita con un juez de inmigración.

“El presidente electo Biden se ha comprometido a presentar al Congreso el primer día (de gestión) un proyecto de ley de reforma migratoria que de una vez por todas arregle lo que yo creo que todos podemos estar de acuerdo en que es un sistema de migración roto”, indicó.

Mayorkas destacó que Biden ha “hablado de la necesidad de un camino hacia la ciudadanía”. Pero aclaró que esta iniciativa estaría dirigida a “los individuos que han estado en el país durante muchos años, que han contribuido a nuestras comunidades y a la prosperidad económica de la nación”.

Alrededor de 11 millones de personas permanecen indocumentadas en EEE.UU., aunque informes apuntan que la cifra puede ser mayor.

Mayorkas ratificó el compromiso que ha asumido Biden de “poner fin” a la política MPP, también conocida como “Permanezca en México”, que Estados Unidos empezó a aplicar en enero de 2019, en respuesta al repunte de las detenciones de migrantes indocumentados en la frontera con México.

Bajo esa política, los solicitantes de asilo en la frontera con México deben regresar al vecino país a la espera de una respuesta a su pedido, un proceso que puede demorar meses.

De igual forma, ratificó el interés de Biden de reinstalar Daca, el programa que protege de la deportación a los llamados “soñadores”, como se conoce a los ahora jóvenes que fueron traídos a EE.UU. siendo niños por sus padres indocumentados.

Otro de los temas que incluyó en la agenda de su despacho es el Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés), un beneficio que Estados Unidos concede a personas procedentes de países que han sufrido desastres naturales o conflictos armados.

Consultado sobre el pedido de desfinanciar el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) -blanco de críticas por haber retomado las deportaciones durante la Administración de Trump-, Mayorkas se declaró en contra.

Y ante las noticias sobre una caravana que partió de Honduras con la intención de llegar a Estados Unidos, Mayorkas subrayó que “somos una nación de inmigrantes y somos también una nación de leyes”, al aclarar que cuando una persona se presente en la frontera aplicarán las leyes para determinar si reúne o no los requisitos para acogerse a un beneficio humanitario.

Mayorkas, quien comenzó su comparecencia ante los senadores recordando que sus padres lo trajeron a EE.UU. para “escapar del comunismo” y brindarle “la seguridad, la oportunidad y el orgullo” que conlleva la ciudadanía estadounidense, puntualizó que, de ser ratificado en el puesto, se asegurará de que el episodio vivido el pasado 6 de enero, cuando el Capitolio en Washington fue blanco de un violento asalto por parte de seguidores de Trump, no ocurra de nuevo.

Trump no se rinde

En un discurso de despedida difundido ayer, el presidente número 45 de Estados Unidos afirmó en un video: “Mientras me preparo para entregar el poder a una nueva Administración hoy al mediodía, quiero que sepan que el movimiento que comenzamos solo acaba de empezar”.

“Estoy especialmente orgulloso de ser el primer presidente en décadas que no ha comenzado nuevas guerras”, subrayó en un discurso grabado en video.

Trump romperá la tradición y no acudirá a la ceremonia de investidura de su sucesor, y abandonará mañana Washington con destino a su mansión privada en Palm Beach (Florida) horas antes de que Biden llegue a la Casa Blanca.

Posesión atípica

Biden, de78 años, tomará posesión con la capital bajo estado de alarma y blindada ante la amenaza de actos violentos de seguidores de Trump que ya intentaron impedir el relevo presidencial el pasado 6 de enero con su violento asalto al Capitolio. Además, en medio de la peor pandemia en un siglo con cerca de 23 millones de casos y 400 mil muertos por el coronavirus, lo que atraerá menos afluencia de asistentes a la ceremonia.

La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, exhortó a los ciudadanos a evitar la ciudad durante la toma de posesión de Biden y participar virtualmente, ante las amenazas de protestas de “facciones muy extremas”.

$!Biden impulsará una reforma migratoria en su primer día

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