Amenazas de bomba en el aeropuerto de Taiwan, protestas, duras declaraciones y dos portaaviones de la Armada china fuera de sus bases, es lo que ha ocurrido antes de la posible llegada a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, una visita a la que Pekín ha advertido que responderá con contundencia.

El ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, condenó hoy la «deplorable traición» de Estados Unidos en la cuestión de Taiwán, en referencia a la posible llegada esta noche a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, informó la Cancillería del país asiático.

El portaaviones Liaoning dejó su base en el puerto de Qingdao (provincia de Shandong, este) el domingo, mientras el Shandong zarpó el lunes desde el de Sanya (provincia de Hainan, sur) acompañado por un buque anfibio de asalto, reportó el diario oficialista Global Times.

De acuerdo a ese medio, las últimas posiciones de los buques se situaban en el Mar de China Meridional, mientras en declaraciones difundidas por la televisión estatal CCTV uno de los oficiales del Shandong, Xu Ying, afirmó que el portaaviones realizaba «maniobras rutinarias de entrenamiento».

«Por ahora se desconoce si los movimientos están relacionados con (la visita de) Pelosi, pero igual que la Armada estadounidense utiliza sus portaaviones con fines disuasorios, los de la Armada china también pueden servir para el mismo fin», afirmó bajo anonimato un analista militar citado por el periódico.

La tensión entre Pekín y Washington a cuenta del viaje de la política estadounidense, tercera en la línea de sucesión a la Casa Blanca, ha escalado en los últimos días, aunque hasta esta noche no se sabrá a ciencia cierta si Pelosi ha viajado a Taiwán, ya que la visita no ha sido confirmada oficialmente.

El conflicto

China reclama la soberanía sobre Taiwán, isla que considera una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.

Taiwán, con quien el país norteamericano no mantiene relaciones oficiales, es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y EE.UU., debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas a Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con el gigante asiático.

El Gobierno chino ha acusado a EE.UU. de desafiar en los últimos tiempos la política de «una sola China» practicada por Washington, que implica en teoría aceptar la soberanía de China sobre Taiwán.

El comportamiento del país norteamericano, vaticinó el ministro de Asuntos Exteriores de China, «perjudicará su credibilidad a nivel internacional».

«El principio de ‘una sola China’ es un consenso de la comunidad internacional» y la «base política de las relaciones de China con otros países», aseveró Wang.

El principio, por el cual Taiwán quedaría bajo soberanía de Pekín, es una «línea roja» para el gigante asiático, según el canciller.

El jefe de la diplomacia china afirmó que varias personas en Estados Unidos están «desafiando la soberanía de China en el tema de Taiwán», algo que «nunca será aceptado por el pueblo chino y la comunidad internacional».

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