Las Fuerzas Militares reconocieron que durante la operación recuperaron a dos menores de edad, quienes se encuentran bajo la custodia del Icbf, en San José del Guaviare.

Una ‘tormenta’ política suscitó las declaraciones del ministro de la Defensa, Diego Molano, al asegurar que los jóvenes que son reclutados por las disidencias de las Farc son convertidos en “máquinas de guerra”, esto en relación con el operativo de la semana anterior en Calamar, Guaviare, en el que murieron 10 jóvenes, entre ellos una menor de edad.

Al respecto, el ministro Molano sostuvo que “la discusión no es la legitimidad de la Fuerza Pública de hacer estas operaciones, sino que las disidencias siguen usando a los menores como máquinas de guerra”.

Su postulado fue rechazado por el senador Roy Barreras, quien en el 2019 denunció un operativo en el que murieron siete menores de edad, pero el hecho no fue informado sino hasta cuando se hizo un debate en el Congreso al entonces ministro de la Defensa, Guillermo Botero, quien estuvo a punto de caer en la moción de censura que se le adelantó.

“Los niños no son máquinas de guerra. Que no ocurra como en el bombardeo del Caquetá, que sólo después de nuestras denuncias se conozca que el gran éxito fue bombardear niños y el gran cabecilla Gentil Duarte sigue fugitivo”, manifestó el senador hoy opositor al gobierno.

Desde las filas de la Alianza Verde igualmente se pronunciaron para criticar a Molano, en donde sostienen que “no insista en repetir la debacle de los dos anteriores ministros”.

“No se lanza un bombardeo sin inteligencia suficiente para determinar si quienes están allí son combatientes, eso implicaría violar el principio de distinción y configura un crimen de guerra en Colombia, tal y como lo señala la Corte Constitucional y el Derecho Operacional que integra los tratados internacionales ratificados por Colombia, la legislación nacional y la jurisprudencia en materia de DDHH y DIH al planeamiento, ejecución y seguimiento de las operaciones, operativos y procedimientos de la Fuerza Pública”, dijeron desde el partido.

El senador Armando Benedetti, por su parte, rechazó la postura que tuvo el ministro Molano frente al tema de la muerte de los jóvenes y los dos menores.

“Si los niños son usados por los criminales como escudos, el Estado no puede volverlos tiro al blanco, no puede sentenciarlos a muerte. Esta guerra se perdió desde el día que nos comportamos peor que los mismos criminales. Guillermo Botero se fue por los mismos hechos… ¿Moción de censura?”.

Sin embargo a Molano le respaldaron de otros sectores del Congreso de la República.

El senador del Centro Democrático, John Harold Suárez, señaló que “uno de los crímenes recurrentes más crueles de los grupos terroristas ha sido el reclutamiento de menores, donde a la fuerza o bajo adoctrinamiento, han usado niños y jóvenes como carne de cañón. Esa es una verdad que no podemos desconocer, y la consecuencia lamentablemente es la de seguir conociendo como mueren en acciones bélicas. Esto es en gran medida culpa del mal acuerdo de La Habana, donde los derechos de las víctimas, especialmente los niños, jóvenes y mujeres, siguen vulnerados, desconociendo el Derecho Internacional Humanitario”.

No son instrumentos

La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Lina Arbeláez, afirmó “los niños y niñas reclutados forzosamente son y serán sujetos de especial protección. Nuestra obligación es protegerlos y sacarlos de la guerra”.En el caso ocurrido en Guaviare, Arbeláez informó que el Ejército rescató a dos menores de 18 años víctimas de reclutamiento en medio del operativo, ante lo que el ICBF desplegó sus equipos de atención psicosocial. Los menores están bajo protección del Instituto.

“Después de su valoración médica, los menores entran en un proceso de reparación de los daños ocasionados a su integridad, dado este crimen que violenta los derechos humanos”, afirmó.

Según la funcionaria, el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en Colombia constituye y configura una clara violación a los derechos humanos.

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