Por: Eduardo García

Elizabeth Santana González, de 72 años y Rubén López Díaz, de 76, disfrutan del amor en el aula como dos jovencitos que se cautivan con las miradas, sonríen nerviosos y hasta se agarran de manos a escondidas.

Son beneficiarios del proyecto de alfabetización Para Una Córdoba Transformada, que lidera la Universidad de Córdoba y se reencontraron en un salón de clases de la Institución Educativa el Arizal, en el corregimiento que lleva ese mismo nombre, en Puerto Escondido.

Elizabeth y Rubén no se veían desde hace cerca de 30 años, cuando por circunstancias de la vida interrumpieron su noviazgo y el destino los separó. Ella se fue a Barranquilla a vivir con su señora madre, se casó en esa ciudad y enviudó; mientras él se quedó en el pueblo desempeñándose en labores del campo. Fue soltero el resto de los días, como si se tratara de esperar al amor de su vida.

Hace unos meses ella regresó a la región en busca de un sobrino, se enteró de la oportunidad de aprender a leer y escribir y se quedó. Su mejor sorpresa fue el reencuentro con el viejo amor pueblerino.

“Lo reconocí enseguida y cuando me miró sentí que el corazón se aceleró, me siento como una adolescente, de nuevo enamorada, mejor dicho soy una quinceañera ilusionada con el amor de este hombre”, expresa la novia, agarrada de la mano de su príncipe azul, de toga y birrete porque ya salieron de la condición de iletrados.

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