Varias organizaciones humanitarias ya trabajan sobre el terreno en coordinación con las autoridades locales para tratar de rescatar a posibles supervivientes de la catástrofe y atender a los afectados.

La ONU está “totalmente movilizada en Afganistán para proveer ayuda tras el terremoto que ha dejado ya 1.030 muertos y más de 1.500 heridos, según dijo ayer su secretario general, António Guterres.

En un comunicado, Guterres dijo sentirse muy apenado por el pueblo afgano, “que ya sufre el impacto de años de conflicto, estrechez económica y hambre”, pero destacó que “los equipos están ya en el terreno evaluando las necesidades y proveyendo asistencia de emergencia”.

El secretario general pidió a la comunidad internacional que ayude a las miles de familias afectadas por el terremoto, porque “ahora es el momento de la solidaridad”.

La ONU aún no ha reconocido al gobierno afgano de los talibanes pese a las repetidas peticiones en este sentido, pero siempre destaca que sus diferentes agencias dedicadas a la asistencia humanitaria siguen trabajando en ese país, y más en un año en el que la larga sequía ha agravado la situación. El representante especial adjunto, coordinador residente y humanitario para Afganistán, Ramiz Alakbarov, precisó en una rueda de prensa telemática con Nueva York, que lo que Naciones Unidas no tiene es capacidad de búsqueda y rescate de supervivientes.

$!El mundo se moviliza tras terremoto en Afganistán que deja 1.030 muertos

En tanto, la Unión Europea (UE) pidió “asistencia internacional” para Afganistán tras el terremoto que ha dejado más de mil muertos en el país, en manos de los talibanes desde agosto pasado, y aseguró que prestará ayuda a quien lo necesite.

“El terremoto se produce en un momento en que el país sigue enfrentándose a una de las peores crisis humanitarias del mundo, con necesidades a gran escala, desplazamientos y una grave crisis alimentaria”, indicaron en un comunicado conjunto el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic.

Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, ha ordenado a las agencias humanitarias de su país que evalúen opciones para ayudar a los damnificados por el terremoto en Afganistán.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, informó en un comunicado que el presidente Biden está siguiendo los acontecimientos en Afganistán y que ha solicitado a la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid) y a otros organismos federales que examinen las opciones de respuesta para asistir a los afectados por el seísmo.

La cifra de muertos puede aumentar

Más de mil personas murieron y otras 1.500 resultaron heridas en el terremoto de 5,9 grados que sacudió anoche el este de Afganistán. En el distrito más afectado el 70% de las viviendas quedaron destruidas o dañadas, mientras tanto, los equipos de rescate de distintas organizaciones tratan de localizar a supervivientes bajo los escombros.

El seísmo sorprendió a la gente mientras dormía, con escaso tiempo para huir al exterior de sus endebles viviendas de adobe en las remotas provincias orientales de Khost, donde se registró el epicentro, o Paktika, la más afectada por la tragedia.

El número de fallecidos asciende a 1.030, pero las autoridades advierten que las cifras podrían aumentar a medida que avanzan las labores de rescate. Mientras tanto, como manda la tradición islámica, los entierros masivos comenzaron, sin tiempo a velar al cadáver.

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