Bien reza el vetusto aforismo popular que “todo tiempo cambia, y con ello lo que antes estaba en la cúspide o en el barro, en cualquier momento puede bajar o subir”. Tal proverbio se relaciona, hoy día, a Gustavo Serpa, máximo accionista del Club Millonarios de Bogotá, quien desde varios medios capitalinos viene hablando de modo peyorativo del excelente momento económico del que goza el equipo Junior de Barranquilla; club que ha movido, en los últimos cinco años, el mercado de jugadores con millonarias contrataciones. Mientras que el músculo financiero de Millos, hoy, es muy frágil, muy distinto al de tiempo atrás cuando era uno de los clubes de Colombia más adinerados.

En los últimos días, el dirigente bogotano se refirió al caso del cuadro barranquillero por los despampanantes gastos que ha tenido en la adquisición de jugadores, hasta tal punto de solicitar un ‘fair play’ financiero en la Liga Betplay, lo que no ha calado bien en la prensa barranquillera, la cual cataloga de “llorón” a Serpa porque hoy el cuadro bogotano ya no contabiliza en sus finanzas las exorbitantes sumas de dinero de las que disfrutaba en épocas de antaño junto a otros dos grande del rentado nacional como América de Cali y Atlético Nacional de Medellín, especialmente cuando en la década del 80 y comienzos del 90 el negocio ilícito del narcotráfico permeó el fútbol profesional colombiano, lo que permitió que al país arribaran enormes figuras del fútbol sudamericano, las cuales en su momento eran imposibles de traer a ligas como la colombiana.

Y es que el malestar de Serpa se produce, principalmente, porque Junior hizo para esta temporada dos incorporaciones estelares que hoy día son más que imposibles para la mayoría de equipos profesionales en el país: el atacante cordobés Miguel Ángel Borja, por el que Junior pagó al Palmeiras de Brasil 3.5 millones de dólares por sus derechos deportivos; y, quizás lo que lo tiene más disgustado, porque Junior le ofreció un mejor salario al delantero pereirano Fernando Uribe, quien no dudó en tomar la oferta, se quitó la casaca del azul de Bogotá y se puso la ‘rojiblanca’ para encarar este 2022 la Liga Betplay y la Copa Sudamericana.

Ante ello, desde La Arenosa se ha manifestado, sin señalamientos ligados al tema de la añeja polémica por los dineros del narcotráfico que financiaron a varios clubes locales, que cuando en las distintas épocas equipos como ‘El Embajador’ efectuó grandes contrataciones, ningún dirigente ni de Junior, Cali, Independiente Medellín, Santa Fe, entre otros, se mostró quejicoso por las costosas incorporaciones que realizaban.

Pero a pesar de la protesta del dirigente bogotano, es justo recordar que en Junior han ingresado dineros importantes por sus recientes apariciones internacionales y, sobre todo, porque se ha convertido en uno de los principales exportadores de jugadores en Colombia que devengaron enormes ganancias para el elenco ‘currambero’ tales como Carlos Bacca, Teófilo Gutiérrez, Gustavo Cuéllar, Yimmi Chará (al que compró a un equipo mejicano y luego vendió por una importante suma) y el caso más reciente y por el que aún Junior puede hacerse a una jugosa suma de dinero, Luis ‘El guajiro’ Díaz, entre otros más. A ello se le anexa el tema de los varios y adinerados sponsors que han pautado en la camiseta del conjunto costeño.
En estos años (2018-2021) pomposos financieramente hablando, Junior ha logrado dos títulos de liga, dos ‘superligas’, una semifinal de Sudamericana y al año siguiente una final de la misma, la que perdió en la tanda de penales con Paranaense de Brasil.

Para concluir, es de anotar que el ‘fair play’ financiero, básicamente, es una ley que manifiesta que ningún equipo de fútbol puede gastar más de lo que recibe.

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