Un día como hoy, el 16 de noviembre de1985, murió en Armero la niña de 13 años Omaira Sánchez Garzón, víctima de la erupción del volcán Nevado del Ruiz.

Ella permaneció tres días atrapada entre los restos de su casa y nada se pudo hacer para rescatarla.

Ella y su desgarradora historia se convirtieron en el símbolo de la mayor tragedia natural que ha vivido Colombia.

Hace 36 años, un día como hoy, 16 de noviembre, el mundo estuvo pendiente durante tres días de una pequeña niña que quedó atrapada entre el lodo volcánico en la aldea de Armero, después de la erupción del Nevado del Ruiz.

Hablaba a los periodistas con una tranquilidad sobrecogedora que le alcanzaba para describir cosas tan escabrosas como que podía tocar con sus pies la cabeza de su tía, o pedirles que no abandonaran a su mamá, que estaba en Bogotá, porque se iba a “quedar solita”.

“Tengo miedo de que el agua suba y me ahogue, porque yo no sé nadar”, dijo en un momento. Incluso expresó su preocupación por perderse el examen de matemáticas que ese día tenía en el colegio.

Entre las opciones para rescatarla se barajó amputarle las piernas, pues las tenía aplastadas por una puerta hecha de ladrillos y con los brazos de su tía muerta firmemente aferrados a sus pies, como lo comprobaron buzos que hacían parte del equipo de rescate, pero no había garantías de vida.

Al final, trataron de traer una moto bomba para que succionara el agua a su alrededor, que crecía en nivel conforme pasaban las horas. No hubo caso, la moto bomba más cercana estaba en Medellín, muy lejos del sitio, no alcanzaría a llegar a tiempo.

Casi 60 horas después de quedar atrapada, Omaira empezó a perder sus fuerzas. En sus últimos momentos ya se notaba su deterioro: sus ojos se enrojecieron, su cara se hinchó, sus manos tomaron un color blanco.
La moto bomba llegó, pero fue muy tarde, Omaira falleció el 16 de noviembre de 1985 a las 10:05 de la mañana probablemente de gangrena o hipotermia.

Hoy, 36 años después la muerte de esta niña sigue siendo el símbolo de la tragedia. Como ella, miles de niñas y niños murieron esos días en Armero, así como otros tantos miles de hombres y mujeres, en el que todavía se considera el peor desastre natural de la historia de Colombia.

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