Aunque el municipio de San Antero ha sentido los coletazos del huracán Iota, las afectaciones han sido mínimas en comparación con otros sectores a orillas del mar como Coveñas o Cartagena, donde se produjeron inundaciones.
Una de las ventajas son las 12.000 hectáreas de mangle en la Bahía de Cispatá que sirven como barrera protectora para reducir el impacto de fenómenos climáticos como Iota.
“No solamente estamos en el Golfo de Morosquillo, que también protege de impactos climáticos, sino que hacemos parte de la Bahía de Cispatá que es un barrera natural que ayuda al municipio a protegerse de estos fenómenos climáticos”, indicó el Director de Turismo Municipal
Sin embargoz agregó que la problemática de erosión que vive el municipio ha disminuido la efectividad de esta protección natural ante fenómenos climáticos.
El coletazo de Iota llegó a las playas de San Antero el mar de leva o de fondo, que rebosa arena hacia los accesos al sector turístico e impide el ingreso de bañistas, situación por la que se determinó el cierre temporal.