Cuando el nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, dio a conocer un plan para imponer un impuesto sobre el patrimonio a los ricos apenas unas horas después de haber prestado juramento, las campanas de alarma solo sonaron muy fuerte en los barrios de moda de Bogotá y Medellín.

Este tipo de impuesto no es nada nuevo. El país ha tenido uno, intermitentemente, durante décadas. Y, además, a primera vista, este se parecía muchísimo a los anteriores: una tasa impositiva del 0,5% sobre los activos con un valor superior a los US$600.000, la que aumentaría al 1% sobre los activos avaluados en más de US$1,1 millones.

El proyecto de ley obligaría a los ricos a declarar sus activos al valor actual, a diferencia de la reforma anterior, que les permitía declarar los activos a su precio de compra original.

Si el Congreso lo aprueba como tal como está, marcaría una importante victoria legislativa temprana para Petro, el tipo de trofeo que demostraría que se toma en serio la reducción de la brecha entre ricos y pobres en una de las sociedades más desiguales de América Latina.

Petro se ha jactado de que Thomas Piketty, el economista francés conocido por impulsar los impuestos sobre el patrimonio como un medio para reducir la desigualdad, es uno de sus asesores.

Sin embargo, la aprobación del proyecto de ley también provocaría una carrera entre los ricos para sacar dinero del país en un intento por ocultarlo de las autoridades.

“La gente se va a mover extremadamente rápido”, dijo Juan Ricardo Ortega, exdirector de la agencia tributaria de Colombia. “Solo van a atrapar a los colombianos como yo, que no tenemos dinero suficiente para ir a ningún lado”.

El proyecto de ley considera que el impuesto se aplique a los activos —como acciones, bonos y bienes inmuebles— que se posean el último día del año.

Ortega dijo que el vecino Panamá, un país utilizado durante mucho tiempo por las élites mundiales como paraíso fiscal, es un destino probable para gran parte de la riqueza.

Fortunas mayores

Tanto Ortega como Lucas Solano, un planificador de gestión patrimonial que se especializa en legislación fiscal en Credicorp Capital, llegaron a la estimación de que el aumento alcanzaría aproximadamente 200%.

El proyecto de ley de impuestos podría, por supuesto, diluirse —o acrecentarse— en el Congreso. Pero Petro forjó una coalición de Gobierno mediante alianzas con importantes grupos de legisladores, incluido el poderoso Partido Liberal, que le facilitarán la aprobación de leyes.

El dinero recaudado de la ley de impuestos, equivalente a 1,7 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto en total, ayudaría a su Gobierno a financiar las promesas de impulsar el gasto social y, al mismo tiempo, reducir el déficit presupuestario, una clave para calmar a los nerviosos inversionistas en bonos del país.

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