La baja ejecución presupuestal preocupa a Gustavo Petro y tiene una razón de ser: deja mal parado a su gobierno en el primer año. En tal sentido, el mandatario de los colombianos llamó al orden a su gabinete al que le pidió la renuncia protocolaria.
A comienzos de semana se conoció desde la Casa de Nariño el supuesto jalón de orejas que el presidente Gustavo Petro le hizo a su gabinete: Ministro que no ejecute se va en un mes. El regaño se extendió por el resto del ejecutivo, pues varios les pidieron la renuncia protocolaria a directores de las entidades adscritas a sus carteras.
El afán del Jefe de Estado no es otro que mejorar el desempeño al cumplirse su primer año en el poder y es que a día de hoy algunos Ministerios no alcanzan ni el 30% de ejecución. Es el caso de las carteras de Deporte, Agricultura –la Agencia de Desarrollo Rural muestra un preocupante 7,07%– , Ambiente, Transporte y Trabajo.
Pero llama más la atención que la misma Presidencia solo ha ejecutado un 11,11% de los dos billones 746 millones de pesos que le fueron asignados, según el portal de Transparencia Económica.
Las críticas no se hicieron esperar, pues si bien este no sería el primer remezón ministerial, las razones por las que se daría conllevan un sentimiento es diferente: desilusión, porque las promesas que se hicieron en campaña no son todavía realidad –con algunas excepciones, por supuesto–.
El senador David Luna, por ejemplo, le reprochó al Presidente que “la ejecución de su gobierno es la más baja de los últimos 22 años”. Momentos más tarde, Petro lo controvirtió con datos de Hacienda demostrando que ha sido “levemente superior al promedio de los últimos cinco años”.
“Para el acumulado enero-julio de 2023 se obligó 33,6% del gasto de inversión; porcentaje 5,6% superior al promedio de los últimos seis periodos nacionales de gobierno (28%)”, dice el informe.
Los problemas
La importancia de ejecutar el presupuesto no solo está en que es un reflejo del desempeño de las entidades, de qué tanto se están cumpliendo los programas de gobierno, sino que es un compromiso que el ejecutivo adquiere con el Congreso, que aprueba los presupuestos anuales después de extensas discusiones.
Si los recursos no se ejecutan dentro de la correspondiente vigencia fiscal, no es que queden ahí disponibles para ejecutarlos el año siguiente. Por el contrario, por decirlo en términos coloquiales, se pierden.
El director de Transparencia por Colombia, Andrés Hernández, lo explica así: “Si a ti como entidad te dieron 100 pesos y al final solo ejecutas 50, no quiere decir que los otros 50 los puedas gastar después. Tienes que volver a hacer un proceso de planeación y presupuestación para la asignación de recursos el año siguiente”.
¿Riesgo de corrupción?
Además de las consecuencias directas que tiene la baja ejecución del presupuesto, el afán de ponerse al día también puede generar riesgos.
Lo que “puede ocurrir es que por tratar de acelerar la ejecución se omitan ciertos procedimientos y controles que conlleven un riesgo de corrupción”, añade el experto. Una zona gris existe al aumentar las contrataciones públicas en un corto periodo de tiempo, por ejemplo.
Fue lo que ocurrió, de hecho, en el caso de la exministra del Deporte, María Isabel Urrutia, quien, después de dejar el gabinete, fue imputada por el delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales al haber celebrado 104 contratos de prestación de servicios entre el 2 y el 6 de marzo desconociendo requisitos legales.
Y, al hablar de la lucha contra la corrupción, la ONG insiste en que a un año del Gobierno del Cambio, los avances son insuficientes. Pese a que valoran el mandato de una estrategia nacional que considera el vínculo con los derechos humanos, también plantean que “la expectativa que se generó durante la campaña no se ha visto lo suficientemente acompañada de acciones y resultados concretos”.
Lo cierto es que ante un mal que ha azotado al país por tantas décadas es difícil decir cuántos esfuerzos serán suficientes.
Mayorías disminuidas
Pero si en el ejecutivo el gobierno Petro no pasa por su mejor momento, en lo legislativo la cirisi por la fatal de una coalición mayoritaria tampoco descansa.
Con el pie izquierdo pareció arrancar la relación política que tendrán durante el presente año legislativo el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco y el presidente del Senado, Iván Name Vásquez.
En el comienzo del segundo periodo legislativo, el ministro Velasco se la jugó, en nombre del gobierno por la senadora Angélica Lozano para que fuera la presidente del Senado, con lo cual se opuso a que la postulación de Name tomara fuerza ya que la misma estaba fundamentada en los partidos independientes y de oposición al gobierno del presidente Petro.
La derrota en la plenaria fue tan dura para Velasco, que abandonó el recinto apenas se conoció el resultado de la votación y horas después en un video, saludó a Name por su elección y aseguró que “tuvo la inteligencia de armar una coalición de líderes tradicionales de la política colombiana que, evidentemente, tienen una fuerza específica en el Senado de la República, y esa coalición lo llevó a un triunfo que nosotros reconocemos y, por supuesto, respetamos”.
Así como en ocasiones anteriores, el gobierno hizo presencia con tres ministros, el del Interior, Luis Fernando Velasco; el de TIC, Mauricio Lizcano y la de Vivienda, Catalina Velasco, quienes pretendieron presionar a los senadores cercanos del gobierno pero que a la postre no le hicieron caso.
Sin embargo, el golpe al gobierno no quedó ahí. También perdió la posibilidad de tener al vicepresidente de la Comisión con Julián Gallo, senador de Comunes anterior Farc, que fue derrotado por el liberal Alejandro Vega. Se debe recordar que el Partido Liberal en este momento hace parte de la coalición de gobierno.
A esta comisión llegará en los próximos días el proyecto de ley con el cual el gobierno hará una modificación a la ley estatutaria de la educación, como también la ley que fijará las condiciones para la desmovilzación de los grupos ilegales.