La Junta Directiva del Banco de la República, en su última reunión del año, decidió incrementar en 0,5% la tasa de intervención y dejarla en 3%. Esta decisión se tomó por mayoría de 4 a 3. Tres miembros de la Junta votaron por un incremento de 75 puntos básicos (p.b.). 

De acuerdo con la Junta, esta decisión se adoptó teniendo en cuenta que la inflación anual en noviembre sorprendió al alza registrando un incremento de 68 p.b. respecto a la registrada en octubre, con lo cual se ubicó en 5,26%.

Asimismo, la inflación básica anual (IPC sin alimentos ni regulados) también mostró una tendencia creciente al situarse en 2,54%, es decir 52 p.b. por encima del nivel de octubre. Estos resultados llevaron a una revisión del pronóstico de inflación a 5,3% para 2021 y a 3,7% para 2022.

Según los integrantes de la Junta, los indicadores líderes muestran que el PIB continúa con una dinámica de crecimiento importante en el cuarto trimestre, alcanzando niveles superiores a los de la prepandemia, y el equipo técnico ratificó su proyección de crecimiento del PIB de 9,8% para 2021.

Señalan que en 2021 el déficit en cuenta corriente alcanzaría un nivel de 5,6% del PIB explicado por el crecimiento de la demanda interna. Para 2022 se espera una reducción del déficit de la cuenta corriente a 4,9% del PIB, en un contexto financiero internacional menos holgado.

PREVISIONES 

Asimismo, los directivos indican que las expectativas de inflación han aumentado y se ubican por encima de la meta de 3%, incluso a mediano plazo. Ello implica el riesgo de inducir procesos de indexación a mayores niveles de inflación.

Sin embargo, la autoridad monetaria reitera su compromiso con la meta de inflación de 3% anual, y seguirá tomando las decisiones requeridas para asegurar la convergencia de la inflación hacia dicha meta.

Hace menos de tres meses, cuando la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) empezó a ajustar la tasa de intervención desde su mínimo histórico, su intención era que el proceso de normalización de la política monetaria fuese paulatino.

Sin embargo, esa intención de gradualidad tuvo que abandonarse solo un mes después, con un ajuste de 50 en noviembre. Desde entonces, los determinantes de la decisión se han inclinado todavía más al alza como ahora en que las tasas quedan en 3%.

De acuerdo con los investigadores del Bancolombia, los factores que llevarían a que la mayor contundencia sustituya la gradualidad como guía de la política monetaria son múltiples. El primero es que la inflación se ha acentuado, y sus perspectivas para 2022 son cada vez más inquietantes. Luego de la sorpresa alcista en octubre, el equipo técnico del Emisor ajustó su estimación de variación del IPC para el cierre de año de 4,8% a 5,3%.

MEDIANO PLAZO 

Este cambio, así como los ajustes en los costos laborales, implicarán que el efecto de la indexación será más pronunciado en 2022. A su vez, esto incidirá en las expectativas de inflación tanto del primer trimestre como en las del resto del próximo año.

Al respecto, vale la pena mencionar que la inflación en 12 meses implícita en el mercado de renta fija es de 4,5%. Este es un nivel muy alto, si fuera cierto que la inflación se ha incrementado por razones transitorias. A lo anterior se suma que las presiones de precios provenientes del resto del mundo siguen a la orden del día.

Aparte de esto, se mantiene la escasez de insumos y bienes finales y la depreciación del peso frente al dólar, todo lo cual puede implicar una mayor inflación importada en nuestro país. El segundo factor que sustenta un ajuste más contundente de la política monetaria es que la economía sigue avanzando a paso firme, impulsada por el dinamismo del consumo interno.

/Colprensa

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