El multimillonario británico Richard Branson ha regresado sin incidentes de su viaje al filo del espacio tras el exitoso despegue y aterrizaje de la nave ‘VSS Unity’, un vuelo que pretende inaugurar una nueva era de turismo espacial.

«Mi declaración de principios es la de convertir el sueño de los viajes espaciales en una realidad: para mis nietos, para sus nietos, para todos», ha hecho saber el fundador de Virgin Group en su cuenta de Twitter antes de un vuelo de 90 minutos de duración, acompañado de otros cinco astronautas.

La ‘Unity’ ha despegado conectada a una nave nodriza en el Puerto Espacial América del desierto de Nuevo México a las 14.30, hora peninsular española, antes de desengancharse a unos 15 kilómetros de altitud.

Tras un retraso de hora y media debido a las condiciones del tiempo, el avión espacial de la compañía Virgin Galactic despegó alrededor de las 08.40 hora local (12.40 GMT) montado sobre la nave propulsora VMS Eve y con los seis miembros de su tripulación a bordo, incluido Branson, el fundador de la firma.

El avión, con dimensiones similares a las de un jet privado, se separó de forma fluida de la nave VMS Eve, llamada así en honor a la madre de Branson, tras alcanzar una altura de unos 10.000 pies (poco más de 3 kilómetros), para luego continuar su viaje hacia las fronteras del espacio y a unas 50 millas (80 kilómetros) sobre la superficie de la Tierra.

Tras la conclusión del vuelo, Branson se ha abrazado a su familia con expresión sonriente y ha publicado un mensaje en el que augura «el amanecer de una nueva era espacial».

El viaje de Branson tendrá su continuación en el que realizará otro magnate, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, quien pretende alcanzar los 100 kilómetros de altitud a bordo de un cohete el próximo 20 de julio.

El avión de Virgin Galactic vuelve a Tierra

El empresario y filántropo británico Richard Branson volvió a la Tierra luego de alcanzar este domingo el espacio a bordo del avión VSS Unity, y tras un vuelo de una hora desde que despegó con éxito de la base Spaceport America en el desierto de Nuevo México (EE.UU.).

A su llegada Branson fue recibido en la pista de aterrizaje por tres de sus hijos y ante la presencia de unas 200 personas.

El avión, con dimensiones similares a las de un jet privado, se separó sin contratiempos de la nave VMS Eve, llamada así en honor a la madre de Branson, tras alcanzar una altura de unos 10.000 pies (poco más de 3 kilómetros), para luego continuar su viaje hacia las fronteras del espacio y a unas 50 millas (80 kilómetros) sobre la superficie de la Tierra.

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