Comenzó de forma preocupante a volverse tendencia el uso de los machetes como arma para resolver problemas, peleas, conflictos personales y hasta familiares.
“Antes eso se resolvía con un round de trompadas y listo…nos quitábamos la rasquiñita y todo mundo pa’ su casa. Ahora no, tu te cuadras y te salen con un cuchillo o con un machete…”, atinan a decir los veteranos.
Psiquiatras aseguran que esa condición se ha vuelto de mayor costumbre para sentir que tiene el control intimidatorio y autodefenderse, cuando al final está provocando una tragedia tanto para quien pretende agredir, como para consigo mismo.
“Es que luego de esas lagunas mentales de ira, vienen las populares frases: qué hice, cuando ya para que”, explican expertos que han adelantado estudios sobre el comportamiento violento de ciudadanos que se escudan en armas como el machete enfrentar adversidades.
Pero esa arma blanca que amenaza la integridad física de las personas se ha vuelto popular, como el caso de la pelea del mototaxista y el conductor de un taxi en Montería, donde este último le genera una grave herida al primero en sus extremidades.
Los niveles de intolerancia son altos a la hora de imponer la ira, la furia, la intimidación y algunos para querer demostrar que son “mas machos”, para terminar luego arrepentidos en procesos judiciales.
La captura de un ladrón que todos saben que en pocas horas va a quedar libre, se ha convertido en otro detonante para que a través del ‘linchamiento’ se logre hacer pagar con dolor al delincuente. Aquí aparece la mayoría de las veces el machete utilizado para ofrecer ‘planazos’ y dejarle al dueño de lo ajeno una marca registrada.
Al final de los estudios hechos por psicológicos y quienes están dedicados hacerle seguimiento a estos casos, concluyen que es un problema de salud mental, asociado a la ansiedad, falta de autoridad y de anteponer la intimidación a la tolerancia y el diálogo como manera de resolver los conflictos.