“El secuestro es un asesinato”, así catalogó la excandidata presidencial Ingrid Betancourt sus seis años de cautiverio en manos de las extintas Farc, ante la Comisión de la Verdad, luego de que en la mañana de este lunes, junto al padre Francisco de Roux, lideraran un conversatorio sobre reconciliación.

Para Betancourt, el secuestro no se acaba el día de la liberación. “La persona que es secuestrada muere, cuando se da la suerte de salir de cautiverio vivo, es otra persona. Ese proceso de estructuración de identidad del ser humano donde hay una usurpación del nombre, de la voz, todo eso es una tortura”.

De acuerdo con la excandidata, el peso específico del secuestro en la vida de cada persona privada de la libertad en contra de su voluntad es imponderable. “Entra uno en una especie de exilio, en una soledad donde uno no puede tocar fondo, y en esa soledad la persona se pierde, se olvida de quién es y de quién fue”.

Betancourt tiene claro que el daño es irreparable y que dichas angustias “se lleva por dentro” y se vive en lo cotidiano con todas las incapacidades que le quedan a los privados de la libertad para relacionarse con los seres queridos y con el mundo. “El secuestro es el peor de los crímenes”, aseguró.

La política colombo-francesa aseguró que la única manera de lograr que la paz avance es con un marco institucional y fue enfática en asegurar que la mentira es el alma de la guerra. Betancourt resaltó el valor que tiene la comisión en manos del padre de Roux, ya que consideró que sin institucionalidad Colombia no logrará conseguir la paz.

“Esta Comisión es importante, es la única manera de que la paz avance. Son las instituciones las que permiten que haya paz. Sin un marco institucional solo hay un vaivén de pequeños momentos políticos”, aseguró.

La mujer que fue secuestrada en 2002 junto con su asesora Clara Rojas, en el momento en que se dirigía a San Vicente del Caguán en Caquetá, relató el calvario que padeció durante su cautiverio. Dijo que los secuestradores se excusaban de las torturas que cometían contra su integridad.

“Me pusieron cadenas en el cuello por mi seguridad, para que yo no me escapara y muriera en la selva. Cuando a la única que le importaba el riesgo de lo que me pudiera pasar era a mí, era mi problema”, reseñó con voz tenue.

“Tuve muchachos que me pedían perdón. La culpabilidad y la conciencia los mortificaba tanto que se distanciaban de nosotros para no tener contacto. Hay una pluralidad del mal, hay un momento en el que un grupo de personas bajo el mando de un líder cruel son capaces de llegar a una crueldad que ni ellos mismos imaginan que pueden tener”, argumentó en su intervención que tardó un poco más de dos horas.

Para la política, la ausencia de un marco legal no permitirá que el país obtenga paz, por el contrario reseñó que los espacios de hermetismo como la pobreza, son los claros ejemplos de la falta de institucionalidad en el territorio nacional. “El tema de la ausencia de protección legal es lo que permite que se den los abusos frecuentemente”.

Respecto del proceso de paz, la excandidata reseñó que hay dos escenarios. El primero es el los excombatientes de las Farc pensaban que tendrían, y el segundo es la postura del gobierno respecto de su desmovilización.

“Para las Farc, cuando entregan las armas, ellos esperaban que Colombia los recibiera con las gracias. Y están los dos escenarios. Que ellos sean recibido como héroes en Colombia, sin embargo, está del otro lado el Gobierno que tiene en su discurso que los derrotaron y les permitieron hacer parte de la vida social”, aseguró la política.

A juicio de Betancourt, los excombatientes de las Farc les falta humildad y valor para bajarse del pedestal en el que están acostumbrados a estar. “Eso va a tomar tiempo hasta que entienda que el mundo que ellos desarrollaron ya no está. Lo que ellos acusan al Estado colombiano de ser, ellos lo aplicaron con la ilegalidad. Fueron un espejo distorsionado de aquello que querían combatir”.

La excandidata cerró su intervención asegurando que la corrupción creó la guerra. “Es la corrupción que hace que el muchacho sin recursos lo silencien a golpes y lo maten porque finalmente está estorbando dentro de una sociedad en la que unos tienen derechos y otros no lo tienen”.

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