A instancias de la Comisión de la Verdad el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso confesó el asesinato del entonces líder indígena del resguardo Emberá Katío, en Tierralta, Córdoba, Kimi Pernía Domicó.

Al comunicarse con la hija del asesinado mancuso dijo que, “como miembro de facto recibí una orden del Estado, de las Fuerzas Militares, recibí una orden del comandante Carlos Castaño en este sentido de asesinar, nuestras órdenes eran dar de baja, eso significa asesinar al líder Kimmy Pernía Domicó” .

Mancuso pidió perdón a la hija de Pernía y confesó que el cuerpo fue lanzado al Río Sinú.

“Quisiera aprovechar la oportunidad, de todo corazón, para pedirle perdón por estos hechos que los han llenado de luto, dolor, sufrimiento, con la muerte del líder indígena Kimmy Pernía Domicó, nosotros nunca debimos haber tomado acciones en la guerra”, sostuvo Mancuso durante su declaración.

Aseguró que se “equivocó” y le pidió perdón por los asesinatos y sus acciones “en el conflicto que ha afectado de tantas maneras”.

Ante la declaración de Mancuso, la hija del líder asesinado le cuestionó y dijo: “Yo quisiera saber la verdad ¿Qué hicieron con mi papá? Fue un dolor para mí ¿Qué hicieron con él?”.

A este interrogante, el otrora líder de las AUC dijo que le “duele lo sucedido” con “los pueblos indígenas del alto Sinú y de toda Colombia”. Denunció que siempre había querido conversar con esas comunidades, pero que desde la Fiscalía en Justicia y Paz no se lo permitieron.

Sugirió que a los indígenas se les impedía el ingreso de alimentos a sus resguardos y se les censaba, porque se creía que estaban alimentando a grupos subversivos.

“Las excusas que estaban dando, porque fueron excusas para hacerlo, porque ustedes entenderán y ustedes recordarán que el estado los censaba, les impedía ingresar a la zona alimentos de manera libre, porque decían que ustedes desde allá alimentaban a los grupos subversivos que estaban en la zona”, dijo.

Incluso llegó a decir que desde el Estado colombiano había “acciones sistemáticas” para debilitar a los pueblos indígenas.

“Empezaron acciones sistemáticas desde el Estado colombiano guiadas a debilitarlos a ustedes y terminar cualquier intento de reivindicar o materializar sus derechos, es por eso que empieza entonces esa pugna tan grande y a ustedes empiezan a censarlos”, sostuvo el exjefe paramilitar

Kimy Pernía Domicó era un líder del pueblo embera katío de Tierralta Córdoba. Como vocero de su pueblo se opuso a la construcción de la represa de Urrá, una hidroeléctrica que finalmente intervino el río Sinú. Trabajó desde la incidencia internacional y las acciones legales para impedir el trabajo de esta multinacional. Interpuso una acción de tutela que salió a favor de los indígenas en 1998, porque la empresa nunca hizo una consulta previa. Pero el proyecto y los incumplimientos continuaron, así que también expresó ante el parlamento canadiense y la Comisión de Derechos Humanos de las Iglesias Canadienses la delicada situación de su comunidad indígena.

Pernía fue desaparecido el 2 de junio de 2011 y asesinado por hombres al mando de Salvatore Mancuso, enterrado en una fosa y exhumado para luego ser arrojado al río Sinú, según ha contado el excomandante paramilitar. La razón fue su oposición al proyecto hidroeléctrico, reforzado, como le dijo a Domicó, con la idea de que los indígenas embera eran guerrilleros o auxiliadores de grupos subversivos.

“A Kimy lo torturaron, le dieron muerte atado de pies y manos y su cuerpo nunca fue enterrado con todos los honores que su dignidad merecía, todo por defender a su pueblo”, le dijo Nora, una nokó o jefe embera, a El Espectador en 2011, a los diez años de su asesinato.

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