Los expertos señalan que las restricciones impuestas por la COVID-19 no han reducido el tráfico de armas, ya que el crimen organizado “se adapta a la situación”, lo que obliga a los sistemas policiales a evaluar cómo mutan esos fenómenos y adecuar su respuesta.
Interpol asestó un “golpe importante” al tráfico de armas en América Latina, en una operación que permitió requisar en 13 países de la región más de 200.000 armas de fuego, explosivos y efectuar 4.000 arrestos y desarticular laboratorios de drogas.
Bautizada como Trigger VI, la operación de la organización policial internacional permitió, además, abrir nuevas líneas de investigación de otros delitos que se irán desarrollando en los próximos meses, indicó el comisario Ricardo Villegas Pávez, uno de los coordinadores de la misma. “Es una de las operaciones más importantes, porque estamos en un contexto de pandemia. En ese sentido creo que es una operación única”, señaló.
Lanzada en septiembre de 2019, cuando se inició en Brasil la fase de investigación e inteligencia, el operativo duró tres semanas entre el 8 y el 28 de marzo pasados, en coordinación con las policías de los 13 países implicados y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), además de la propia Interpol.
Los arrestos e incautaciones tuvieron lugar en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
El secretario general de Interpol, Jürgen Stock, destacó la importancia de la operación en América Latina, “donde las armas de fuego representan una amenaza muy grave para la seguridad y la estabilidad” de la región.
Villegas recordó que las armas de fuego son responsables de la mitad de los homicidios cometidos en el mundo, pero en América, que con el 13% de la población es escenario del 37% de los asesinatos, el porcentaje llega hasta el 65%.
Entre los logros de la operación destaca el arresto de miembros de una pandilla en Uruguay que usaban las redes sociales para promover la violencia o la incautación en Perú de ingentes cantidades de munición procedente de la triple frontera entre Brasil-Argentina y Paraguay, con la detención de dos fugitivos de origen estadounidense buscados por narcotráfico.
Además, en Lima se incautaron granadas sin detonar en una intervención que dio lugar a un tiroteo, mientras que en el conjunto de los países se han requisado hasta 90.000 piezas de munición.
Villegas consideró que “al atacar el tráfico de armas de manera transversal se quita un eslabón importante a la cadena de delitos”, ya que son “un factor catalizador” de muchos de ellos.
En ese sentido, Trigger VI sacó a la luz vínculos entre el tráfico de armas y fraude en los 27 estados brasileños y posibilitó el arresto de un presunto responsable de una importante red de contrabando y falsificación.
En Bolivia se destruyeron 27 laboratorios de cocaína, uno de los cuales, situado en la reserva de la región del Gran Chaco, cerca de la frontera con Paraguay, incluía una pista camuflada para aviones pequeños y sofisticados sistemas de telecomunicaciones.
Además, la operación permitió rescatar en la terminal de autobuses de La Paz a 33 víctimas de la trata de personas al parecer de origen haitiano e incautar unas 40 toneladas de cocaína, marihuana y precursores químicos.