Este país es de contrastes, la violencia y los fenómenos naturales han generado desplazamientos forzados de millones de personas, pero lo que se vive en Montería es un caso particular.

Resulta que en una vereda que está en las goteras de la ciudad las personas deben salir desplazadas forzadamente por el presunto vertimiento ilegal de lixiviados que generó una gigantesca laguna de aguas putrefactas al lado de la operación del relleno sanitario a cargo de la empresa Urbaser.

A orillas de la ‘embalastada’ vía rural y a dos minutos de la carretera troncal se ubica la casa rosada de la familia Julio Ramos, totalmente copada de aguas negras y cargada de olores nauseabundos con las implicaciones respiratorias y físicas al exponerse ante el líquido.

Iris Ramos, Eder Julio y su hijo, menor de edad, debieron abandonar la casa y buscar donde ‘recostarse’ donde otro familiar en la vereda Loma Grande, contó el líder indígena de la zona, Rafael Gómez, quien decente y pacíficamente exige respuesta institucional.

“Esto solo ocurre en Montería, la ciudad que proyectan como biodiversa, que aparece en la prensa dándose bombo de campañas ambientales…nosotros también somos Montería…somos gente que merece respeto”, dijo Martha Cecilia, comentando a un costado de la vía mientras protestaban y no dejaban ingresar los compactadores de basuras.

Mientras nuestras cámaras y periodistas lograban entrevistar al vocero de la comunidad, varios policías acompañan la protesta pacífica totalmente justificada ante el silencio de las entidades responsables.

Hace pocas semanas la Corporación Ambiental realizó el sellamiento de un punto de vertimiento ilegal de lixiviados que contaminaba el caño El Purgatorio, ahora esos vertimientos, al parecer, se desviaron y se adentraron en la residencia.

Eder y su compañera pasan todo el día a orillas de la vía haciendo guardia, pero observando impotentes como lo que ellos llaman “una represa de lixiviados” atrapa el lugar donde vivían tranquilos.

“Esto duele verlo, no es justo…”, fueron algunas cortas frases que expresaron amigos de la familia desplazada por los lixiviados, minutos antes de caer un torrencial aguacero que agrava la situación.

En la entrada de la casa los vecinos riegan balasto para evitar que se deteriore y los dejen incomunicados, mientras esas aguas tóxicas acaban el subsuelo y socava la carretera destapada.

En las oficinas de la zona urbana de Montería los responsables de intervenir no dan la cara en el lugar, la única entidad que hay actuado es la CVS que incluso tienen procesos sancionatorios en marcha contra la empresa y la Alcaldía, pero de fondo no hay soluciones, porque la pelota de responsabilidades se la tiran entre el Gobierno de la Gente y la empresa Urbaser.

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