Colombia se acerca a los 900.000 casos positivos de COVID-19 y a las 27.000 muertes al cumplir siete meses de la llegada de la pandemia al país, que a pesar de la mejora en las cifras diarias espera un rebrote en los próximos meses, situación para la que las autoridades dicen estar preparadas.

«Nosotros tenemos una alerta sobre la posibilidad de rebrote», dijo esta semana el ministro de Salud, Fernando Ruiz, quien recomendó a los colombianos «evitar las aglomeraciones, evitar aquello que nos acerque», así como persistir en «el uso del tapabocas y las medidas del autocuidado para evitar contagio y para evitar rebrotes».

El país confirmó su primer contagio de COVID-19 el pasado 6 de marzo y a la fecha acumula 862.158 infectados y 26.844 fallecidos, cifras que lo sitúan en quinto lugar en el mundo en infectados y en el undécimo en el de muertes.

Sin embargo, las autoridades aseguran que a pesar de que los números son altos no han sido peores gracias a medidas como la cuarentena de más de cinco meses y a la inversión de 1,2 billones de pesos (unos 310 millones de dólares) en respiradores y otros materiales para montar unidades de cuidados intensivos (UCI) en todo el país.

De esta forma, Colombia empezó a superar recientemente la fase más crítica de la pandemia pero se ha estancado en una meseta epidemiológica que, según expertos, puede cambiar a un nuevo pico si la población no toma las precauciones necesarias ahora que la mayoría de las actividades cotidianas se han reanudado.

«Vemos que ya tenemos el número de contagios diarios alrededor de los 5.800 y llegamos a estar casi en los 14.000, eso significa una rebaja importante. Ha venido bajando también el número de fallecidos y el de UCIs que tienen pacientes (con) COVID-19», agregó el ministro, quien considera esos indicadores «una tendencia clara a la baja, o por lo menos una baja estable».

En agosto, peor mes de la pandemia, Colombia sumó 319.660 infectados, más del doble acumulado entre marzo y julio, pero los casos tuvieron una notable disminución en septiembre, y el lunes pasado la cifra de 132 fallecidos fue la más baja en tres meses.

BOGOTÁ SE PREPARA

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ha sido más enfática al señalar que tras el pico de la pandemia en agosto, los modelos epidemiológicos indican que habrá rebrotes en la ciudad, principal foco del coronavirus en el país, tal como sucede actualmente en Europa.

«Seguramente hacia finales de año, hacia noviembre o diciembre, podríamos tener una segunda ola mucho menor que la primera», dijo la alcaldesa el pasado viernes en una rueda de prensa con medios extranjeros en la que añadió que «la tercera podría ser a final del primer trimestre del año entrante».

No obstante, López subrayó: «Para eso estamos preparados» pues aunque no se puede evitar que haya coronavirus y «nadie tiene la cura, lo que sí podemos es ralentizar (los contagios), tratando de administrar un poco la velocidad de la enfermedad y por lo tanto la magnitud del impacto».

En Bogotá, que tiene cerca de 8 millones de habitantes, la pandemia deja hasta hoy 276.839 infectados, una tercera parte del total nacional, y 6.917 fallecidos que equivalen al 25,7 % de las defunciones del país.

En la capital colombiana, como el resto de grandes ciudades del país, el regreso gradual a la normalidad implicó la vuelta de aglomeraciones en las calles y el transporte público, un fenómeno creciente por la reactivación económica puesta en marcha para evitar más quiebras de empresas y las consecuentes pérdidas de empleos.

El Gobierno ha expedido protocolos para la reapertura de comercios, fábricas, aeropuertos, parques, museos, hoteles, restaurantes, bares, colegios e incluso iglesias, pero siguen vetadas los negocios que reúnen grandes cantidades de gente en espacios cerrados, tales como discotecas o salas de conciertos.

ESTRATEGIAS EXITOSAS

Para disminuir la velocidad de la propagación del virus, Colombia activó varias estrategias de control epidemiológico focalizadas en departamentos altamente afectados como Bolívar, Antioquia, Atlántico, Amazonas y Chocó.

Una de ellas es el Programa de Pruebas, Rastreo y Aislamiento Selectivo Sostenible (PRASS) con el que las autoridades sanitarias hacen una trazabilidad de los contagios para aislar la cadena de contactos de los casos positivos, plan que cada vez abarca más focos de infección.

«Es en últimas la forma de salir de una pandemia porque el PRASS lo que busca es identificar cadenas de contagio, entonces en vez de tener que poner en cuarentena o aislar a millones de personas, lo que busca es aislar a aquellos que están contagiados o en alta probabilidad de contagios», dijo a Efe el saliente gerente coordinador de las agencias gubernamentales que atienden la emergencia de la COVID, Luis Guillermo Plata.

Pese a las altas cifras de infectados y fallecidos, Colombia evitó en esta primera ola de la pandemia un colapso generalizado del sistema de salud y especialmente de los hospitales en regiones tradicionalmente afectadas por el olvido y la corrupción, como Leticia y Quibdó, capitales de los departamentos de Amazonas y Choco, respectivamente. EFE

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