Si le llegan mensajes de amigos por redes sociales (Instagram, Facebook o WhatsApp) que le vendan electrodomésticos o celulares a muy buen precio, dude siempre y avise inmediatamente a la Policía, pues esta es una modalidad de estafa implementada por ciberdelincuentes para apropiarse de su dinero, sus perfiles en redes, robarle su identidad y luego hacerse pasar por usted para seguir timando a otros incautos.

El gobierno de Montería y la Policía alertaron varias modalidades.

Una de ellas es la aparición de ofertas de electrodomésticos y elementos tecnológicos a bajo precio. El gancho es que lo ofertan a nombre de personas que tú conoces en redes sociales y por esa misma línea terminan transfiriendo dinero y cayendo redonditos en la estafa.

“Me fui para playa durante el fin de semana e intenté dejar de lado mis redes sociales, pues suelo revisarlas con frecuencia, pero al estar navegando por Instagram, me llegó un mensaje de una amiga que estaba vendiendo un televisor de 75 pulgadas nuevo por solo millón y medio de pesos, cuando vale casi 5 millones. Sin pensarlo le dije que sí y le pedí la cuenta para transferirle. Ese fue el gancho y caí”, dijo Carolina Vargas, quien además de perder el millón y medio de pesos de la supuesta compra, perdió todo el dinero que tenía en su cuenta bancaria porque esta también se la hackearon, le cambiaron las claves y empezaron a pedirle dinero a todos sus contactos de WhatsApp (familiares, amigos y compañeros de trabajo), Facebook e Instagram a nombre de ella.

Los delincuentes, que iniciaban escribiéndole a todos diciendo que tuvo (Carolina) que cambiar de teléfono e incluso usaban una foto suya en el perfil, indicaban tener apuros económicos y pedían prestados 200 o 300 mil pesos por una semana. Daban cuentas de Daviplata o Nequi para que allí les consignaran.

Pero lo cierto es que ella nunca cambió su número de teléfono y solo se dio cuenta de que había sido estafada cuando llamó por teléfono a la amiga a quien le consignó el valor del tv. “Casi me muero cuando ella me dijo que le habían hackeado todas las redes sociales y en unas prestaban dinero y en otras vendían un tv. Me sentí muy mal e inmediatamente entré a la app de mi banco y me habían robado”, dijo.

El “cuento” de los dólares

Milena González, otra ciudadana, denunció que a cada rato la llamaban de diferentes números, usando sus dos nombres y apellidos, a ofrecerle dólares, pero como ya tenía conocimiento de esta modalidad de estafa, lo que hizo fue seguirles el juego y les envió una consignación falsa. Pasadas unas horas, un hombre al otro lado de la línea la insultó diciéndole que ella no iba a burlarse de la organización y que enviarles una consignación falsa no la iba a librar de ellos. Acto seguido, le dijo que sabían dónde vivía y cuál era su itinerario, la amenazó y colgó.

Asustada, Milena marcó al número desde otro operador celular pero ya estaba apagado.

La sexoservidora y su proxeneta

El caso de Andrés Sotelo fue más allá de cualquier estafa conocida hasta entonces y casi lo lleva al colapso.

Un día cualquiera le escribieron por WhatsApp cobrándole el pago de varias horas de sexo telefónico. Era una mujer y se mostraba muy enojada, ante lo cual él de manera decente le dijo que estaba equivocada y la bloqueó.

Cinco minutos después su teléfono sonó y el identificador de

llamadas de la app que instaló hace meses no le arrojó nombres ni nada que lo hiciera sospechar, por lo que contestó. Al otro lado, un hombre con acento paisa lo insultaba y exigía el pago del dinero “caliente” que le debía a su chica. A los pocos segundos empezaron a llegar fotos de él y su familia con mensajes que decían que era un violador de niños y que iban a difundirlas en todas las redes sociales si no pagaba. Aturdido y sin entender, colgó, bloqueó el número y al poco tiempo le marcaron de otro número amenazándolo. Como pudo, se llenó de valor y le dijo que había grabado todo y que iría a denunciar a la Policía. El desconocido al otro lado de la línea le dijo que eso no se quedaría así y que se las iba a pagar. La llamada terminó.

Andrés no lo pensó dos veces y aún tembloroso por lo ocurrido, llamó a un familiar que es policía y este le explicó que esa es una nueva modalidad de estafa, así como otra muy famosa en la que alguien llama llorando y haciéndose pasar por un miembro de la familia que supuestamente tuvo un accidente y había matado a alguien y que para ayudarlo debían consignarle plata a una cuenta para poder “comprar” a quienes llevaban el caso para no ir preso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *