Después del efusivo recibimiento de las autoridades en el aeropuerto Los Garzones de Montería, llegó el momento de la familia y allí Salim Haddad descansó en lágrimas de emoción al reencontrarse con los suyos en su residencia en el norte de Montería.
El ganadero, empresario de la salud y deportista de tiro, exclamó al ingresar a la casa “mi familia”, una expresión que desahoga el episodio de un secuestro que, por corto que sea, es apartarlo forzosamente de su entorno y de sus seres queridos.
El señor Haddad está sano, a salvo y de regreso a su hogar, eso es lo importante.