Washington (EFE).- Donald Trump revocó este lunes, en las primeras horas de su Presidencia, la orden del pasado 14 de enero con la que el expresidente Joe Biden sacó a Cuba de la lista estadounidense de estados promotores del terrorismo.
Esta medida fue anunciada el 20 de enero de 2025, en las primeras horas de su nueva administración, y se produce menos de una semana después de que Biden firmara la orden ejecutiva que sacó a Cuba de dicha lista.
Biden había tomado esta decisión el 14 de enero, como parte de un esfuerzo para facilitar la liberación de varios presos cubanos, en un proceso mediado por el Vaticano. Ese mismo día, Cuba anunció la liberación de 553 personas sancionadas por diversos delitos.
La inclusión de Cuba en la lista en enero de 2021, durante el mandato de Trump, se justificó por la presencia en la isla de miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes viajaron a La Habana para iniciar negociaciones de paz con el Gobierno colombiano.
La designación como país patrocinador del terrorismo implica diversas sanciones económicas, restricciones en la venta de armas y un mayor control sobre las exportaciones. Esta medida también limita la ayuda exterior y establece requisitos más estrictos para los visados.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó la revocación como un «acto de arrogancia» y un reflejo del desprecio estadounidense hacia la verdad.
En su audiencia como secretario de Estado, Rubio había afirmado que no tenía dudas sobre el estatus terrorista de Cuba.
La revocación por parte de Trump marca un regreso a una política más dura hacia Cuba, contraria a los esfuerzos de acercamiento realizados durante la administración Obama (2009-2017). Esta decisión también resalta las tensiones persistentes en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y sugiere que es poco probable que se produzcan mejoras significativas en el futuro cercano.
Con esta medida, Trump busca reafirmar su postura ante los sectores más conservadores y críticos del acercamiento diplomático hacia La Habana, al tiempo que establece una agenda clara para su nuevo mandato.