Este miércoles, 27 de julio, un terremoto de 7.0 grados de magnitud cobró la vida de cinco personas en el norte de Filipinas, donde el temor aún se encuentra apoderado en sus habitantes.
El fuerte sismo se sintió también hasta la capital Manila, a más de 300 km del epicentro. El inicio tuvo lugar en la provincia montañosa de Abra, en la isla principal de Luzón, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.

En el hecho hubo un centenar de heridos en la región y dañó edificios por decenas de desprendimientos de tierra y cortes de electricidad.

Dos trabajadores de la construcción murieron en la provincia de Benguet y una mujer de 23 años falleció aplastada cuando se cayó un muro en el municipio de Bangued, situado en la provincia de Abra, donde se notificaron al menos 78 heridos.

Otra persona perdió la vida al precipitarse de una obra en la región de Kalinga. Otros seis trabajadores resultaron malheridos.

Las fuerzas del orden informaron de que una anciana en el municipio de Suyo, en la provincia de Ilocos Sur, pereció después de que un desplazamiento de tierra la sepultara mientras caminaba.

Videos verificados publicados en Facebook mostraron daños en el histórico campanario de Bantay, una conocida atracción turística. Dos visitantes fueron heridos levemente por la caída de escombros, indicó un responsable.

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