Por Carlos Ordosgoitia Sanin
Alcalde de Montería

Hace unos días compartí con varios alcaldes de ciudades capitales en un foro en la ciudad de Cúcuta y, pese a las diferentes necesidades de cada una de las regiones, todos llegamos a la conclusión que para una mayor competitividad es necesario que los municipios tengan estabilidad jurídica, social y urbanística.

Es indispensable que en el país aprendamos a unirnos como pueblos, a entender con profundo pragmatismo los aciertos o desaciertos de las ciudades, para así complementarnos y hacer buenas políticas públicas que sean la base fundamental de la construcción de ciudades sostenibles e incluyentes.

Es necesario que, desde las regiones, generemos confianza a las comunidades y que haya sinergia con el ciudadano y con la sociedad civil organizada para involucrarlos y volverlos partícipes en el gasto público; lo que conlleva a generar la tranquilidad de que cada peso que se recauda es invertido en las necesidades apremiantes del territorio. La transformación y el desarrollo económico son aspectos que nos exigen las dinámicas de las ciudades, luego de las vicisitudes que trajo consigo el confinamiento.

Las más recientes cifras del Dane sobre desempleo dan muestra del gran esfuerzo que venimos haciendo desde las regiones para disminuir estos índices. Es así como en el país hubo una reducción de 4,6 puntos porcentuales, teniendo en cuenta que en mayo de 2021 el índice de desempleo fue del 15,2% y en mayo de 2022 fue del 10,6%.

A esto le sumamos que, según el Índice Departamental de Competitividad 2022, elaborado por el Consejo Privado de Competitividad de la Universidad del Rosario, desde 2021 y hasta la fecha, las regiones han sido fundamentales en el proceso de reactivación económica de diferentes sectores, lo que ha conllevado a un crecimiento económico del país del 10,6%.

En el caso de Montería, en el pico de la pandemia tuvimos que afrontar una de las cifras más altas de desempleo, 25%. Este fue un gran reto que se nos presentó, en el que sabíamos que teníamos que redoblar esfuerzos por el bienestar de los monterianos. Y lo estamos haciendo, hoy somos una de las ciudades capitales que más ha logrado bajar esta cifra. Estamos abriendo espacios para nuestros emprendedores, impulsando la microeconomía en los barrios impactando positivamente a nuestros tenderos y pequeños comerciantes, y estamos abriendo nuevas plazas laborales; tal es el caso de Montería A Toda Máquina, en donde tenemos 60 frentes de obra con los que estamos generando más de 3 mil empleos directos e indirectos.

Para mejorar los procesos de competitividad tenemos que seguir fortaleciendo las instituciones públicas, trabajando lo que corresponda en la estructuración y financiación de proyectos. En ese sentido los tiempos son muy importantes, ya que a corto plazo se requiere tener un plan estratégico, complementado con planes a mediano plazo. Pero lo más importante es tener una visión de futuro con planes que se convierten en una decisión indispensable, no solo para el desarrollo durante el periodo para el que fuimos elegidos, sino para llevar el progreso a los barrios y el campo, durante décadas.

Además de ello, es indispensable implementar procesos tecnológicos e innovadores para el desarrollo de nuevas ideas. Y es fundamental que el sector público articule procesos y acciones con el sector privado para aumentar la productividad. Así lograremos construir regiones justas, respetuosas de las libertades y, lógicamente, competitivas.

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