La defensora del Pueblo de Rusia, Tatiana Moskalkova, afirmó ayer que la vida del opositor no corre peligro y que fue visitado por cuatro médicos no vinculados con el sistema penitenciario, algo que los colaboradores de Alexéi Navalni ponen en duda.

Miles de personas se concentraron ayer en el centro de Moscú para pedir la liberación del líder opositor Alexéi Navalni, en huelga de hambre desde finales de marzo en una cárcel rusa.

“¡Navalni, libertad!” o “¡Putin, dimisión!” son algunos de los lemas que se pueden escuchar o leer en las pancartas que ondean los opositores.

Los partidarios de Navalni se han concentrado frente a la plaza del Manezh, donde en la mañana el presidente, Vladímir Putin, pronunció el discurso sobre el estado de la nación ante la Asamblea Federal.

Agentes de la Policía acordonaron la plaza, por lo que los opositores se han congregado frente a la Biblioteca Lenin, la calle Tverskaya y la Duma o cámara de los diputados.

Según se constató, miles de personas participan en la protesta en la capital rusa, pese a que el Ministerio del Interior les amenazó con medidas firmes si intervenían en actos no autorizados.

La persecución policial comenzó ya a primera hora de la mañana con opositores como la “número dos” de Navalni, Liubov Sóbol, y su portavoz, Kira Yarmish, y el registro de los domicilios de conocidos activistas, algo que la Unión Europea (UE) tachó de “lamentable”.

El mayor número de detenciones se produjo en San Petersburgo, con al menos 351. En Moscú los agentes arrestaron al menos 20 personas.

Pese a que el Ministerio del Interior había amenazado con adoptar “todas las medidas” necesarias para mantener la ley y el orden en la capital y otras ciudades, al fin de la jornada laboral miles de personas acudieron al centro de ambas ciudades.

Varios miles de personas acudieron a la llamada de la oposición en las cercanías del Kremlin, cifra que la Policía situó en 6.500.

En la antigua capital zarista a su vez, millares de opositores -4.500, según la Policía- participaron en la marcha, pese a la intensiva lluvia y la baja de las temperaturas, de acuerdo con un fotógrafo de Efe/Epa.

“Es de risa”, dijo Leonid Vólkov, aliado de Navalni en el exilio, a lo que el director del Fondo de Lucha contra la Corrupción del líder opositor, Iván Zhdánov, propuso multiplicar esa cifra por 10.

“Somos gente pacífica. No rompemos ni destruimos nada, no matamos ni robamos a nadie. La policía debe defender al pueblo trabajador, no al Gobierno”, comentó a Efe en Moscú Larisa.

Como la Policía había cerrado todos los accesos a la plaza del Manezh, los opositores se concentraron frente a la Biblioteca Lenin, la calle Tverskaya y la Duma o cámara de los diputados.

“Esto es un completo absurdo. A Navalni lo están matando en prisión. He tenido que salir para sentirme persona”, comentó por su parte Margarita frente a la estatua de Fiódor Dostoyevski.

Después, columnas de manifestantes marcharon en diferentes direcciones, entre ellas la plaza de Lubianka, donde se encuentra la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), al que Navalni acusa de intentar asesinarle el año pasado en Siberia con el agente tóxico Novichok.

“Nosotros somos el poder”, coreaban los activistas, entre los que apareció la esposa del opositor, Yulia, que fue ovacionada por los presentes, al igual que el hermano de Navalni, Oleg.

En la segunda ciudad del país, San Petersburgo, también varios miles de opositores se congregaron en torno a la Plaza del Palacio, cerrada a cal y canto por la Policía.

Los manifestantes recorrieron el centro de la antigua capital zarista y se dirigieron a la sede del parlamento local, tras lo que comenzaron las detenciones a cargo de los efectivos antidisturbios.

En ambas ciudades la Policía se personó en los lugares de la concentración con megáfonos y advirtió a los manifestantes de que se trataba de actos no autorizados que acarreaban arrestos administrativos.

Los primeros en dar inicio a las protestas fueron los habitantes de Vladivostok, en el lejano oriente ruso, y le secundaron las ciudades siberianas de Irkutsk, Omsk, Novosibirsk, Krasnoyarsk y la capital de los Urales, Yekaterimburgo.

Más de 200 personas fueron detenidas en Siberia, mientras el resto fueron apresados en la parte europea del país.La ONU denuncia torturas

El equipo de Navalni no quería aún sacar a la calle a los rusos, pero ante el delicado estado de salud del líder opositor, que lleva tres semanas en huelga de hambre en prisión para exigir que le atiendan médicos de su confianza, no se podía retrasar más las marchas para exigir su liberación.

El líder opositor tiene una doble hernia y una protusión discal, y ha adelgazado 16 kilos desde que ingresó en prisión en febrero pasado y nueve desde que se negó a ingerir comida. El domingo fue ingresado en un hospital penitenciario donde recibe suero y un tratamiento vitamínico.

Expertos de la ONU en derechos humanos alertaron ayer de que las condiciones en las que está retenido Navalni en una prisión de la región de Vladímir, a unos 200 kilómetros de Moscú, pueden equipararse a la tortura.

“Instamos a las autoridades rusas a que aseguren que Navalni tiene acceso a sus propios doctores y que permitan evacuarle para un tratamiento médico urgente en el extranjero, como se hizo en agosto de 2020”, solicitaron.

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