Un documento oficial del Ejecutivo formaliza la negociación con el grupo, autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), la organización ilegal más poderosa del país. ¿Qué se sabe del rol de ‘Chiquito malo’ en el proceso?

Recientemente, se ha formalizado un importante hito en el camino hacia la paz en Colombia: el Gobierno de Gustavo Petro ha iniciado un diálogo de paz con el Clan del Golfo, también conocido como AGC pero autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia (EGC). Esta negociación, respaldada por una resolución ejecutiva publicada en el Diario Oficial, reconoce a seis personas como representantes del grupo en este proceso sociojurídico, destacando la presencia de Jobanis de Jesús Avila Villadiego, conocido como ‘Chiquito Malo’, el máximo líder de esta organización criminal.

Entre los negociadores designados para representar al EGC se encuentra Álvaro Jiménez, mano derecha del comisionado de Paz Otty Patiño, y María Gaitán, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica. Asimismo, figuran otros miembros clave del grupo como Orozman Orlando Osten Blanco (‘Rodrigo Flechas’), José Gonzalo Sánchez (‘Gonzalito’), José Miguel Demoya Hernández (‘Chirimoya’), Luis Armando Pérez Castañeda (‘Bruno’ o ‘Jeronimo’), y Elkin Casarrubia Posada (‘El Cura’ o ‘Joaquín’).

‘Chiquito Malo’, originario de la región del Urabá antioqueño, ha asumido el liderazgo del Clan del Golfo tras la captura de Dairo Antonio Úsuga (‘Otoniel’) en octubre de 2021. Este paso hacia el diálogo de paz con una de las organizaciones criminales más poderosas del país es un hito significativo en los esfuerzos por buscar una solución pacífica a décadas de conflicto armado en Colombia.

Es importante destacar que uno de los temas clave en estos diálogos será el estatus político que se le otorgará al Clan del Golfo, ya que la organización ha expresado su interés en una negociación de paz que implique concederles dicho estatus. Este aspecto es fundamental para avanzar en el proceso, ya que define la naturaleza de la relación entre el Gobierno y el grupo armado, así como las condiciones para su eventual sometimiento a la justicia.

El camino hacia la paz en Colombia es complejo y lleno de desafíos, pero cada paso en la dirección del diálogo y la negociación representa una oportunidad para avanzar hacia un futuro más pacífico y próspero para todos los colombianos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *