Natalia París publicó un comunicado de prensa en sus redes sociales para aclarar la polémica que se había desatado tras unas declaraciones en las que recomendó el uso del dióxido de cloro para tratar la COVID-19.

En la misiva, la modelo antioqueña manifiesta que “en mis redes sociales nunca he publicitado, promocionado, promovido ni comercializado el producto: dióxido de cloro desde el 25 de enero”.

La DJ anexa en el comunicado oficial: “Solamente, en una ocasión, hice un comentario (no una publicación) en la app Instagram, sobre un post de un video publicado el día domingo 24 de enero del presente año, respondiéndole a uno de mis seguidores, quien me preguntaba el por qué en un yate donde nos encontrábamos 8 (ocho) personas no teníamos tapabocas, mi respuesta fue que habíamos ingerido tal sustancia, y la invité a investigar, ejercicio el cual yo realicé pero en medio de la tarea me encontré que el producto no tiene licencia sanitaria y autorización de venta”.

Pero más que aclararle a sus seguidores y público en general sobre el tema, lo que hizo la DJ fue cumplir con la orden que le había dado la Superintendencia de Industria y Comercio ,SIC, de no compartir en sus redes sociales ningún tipo de mensajes o contenidos recomendando el consumo del dióxido de cloro para tratar o evitar el coronavirus y otras enfermedades.

“Recibí un oficio de la Superintendencia de Industria y Comercio, quien me indica que debo de hacer lo pertinente y no dudé en hacerlo. Es fundamental tener claridad en que debemos de consumir productos con registro sanitario y/o registro Invima, seguir sus recomendaciones, y acatar las medidas, ya que ellos son el ente que nos regulan”, enfatizó.

También manifestó que, por lo tanto, es importante abstenerse de consumir productos que no estén garantizados y sin registros legales como tal. Y que todos los productos que vende en su sitio oficial cuentan con la reglamentación legal para su venta y consumo.

No tomar dióxido de cloro, recomienda OPS

Sobre el dióxido de cloro, la OPS (Organización Panamericana de la Salud) expidió un comunicado en el que alerta sobre el uso de esta sustancia, en especial en la lucha contra el coronavirus.

“La OPS no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial, intramuscular y subcutánea) en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”, se afirma en el documento.

El dióxido de cloro es un gas utilizado como blanqueador en plantas de tratamiento de agua y en fábricas de papel, mientras que el hipoclorito de sodio es un desinfectante de uso doméstico, podrían ser tóxicos si se ingieren y pueden causar una variedad de efectos adversos.

En el mismo sentido se había pronunciado en abril de 2020, con el inicio de la pandemia, el Ministerio de Salud de Colombia, que en su cuenta de Twitter explicó que “el suplemento mineral milagroso, que contiene dióxido de cloro no elimina el coronavirus. Ingerirlo puede causarte complicaciones de salud, e incluso la muerte. No creas en todo lo que ves en Internet, cree en el aislamiento en casa y en el lavado de mano”.

¿Qué pasa si tomo dióxido de cloro?

Según el médico toxicólogo Ubier Gómez el dióxido de cloro concentrado o con ingestión frecuente “genera irritación del tracto gastrointestinal debido a su efecto pro-oxidante, pudiendo producir esofagitis y especialmente gastritis, debido a la reacción con el ácido clorhídrico del estómago, que se manifiesta como: náuseas, vómito a veces sanguinolento y diarrea, que en ocasiones lleva a deshidratación”, afirma.

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A veces también puede producir ronquera por irritación faríngea, según este especialista. “Los iones de clorito, derivados del dióxido de cloro, se absorben y en la sangre, pueden oxidar la hemoglobina y generar lo que se conoce como metahemoglobinemia, que lleva a que la sangre disminuya la capacidad de transporte de oxígeno a los tejidos”, asegura.

“Una ingestión masiva produce, además de la lesión del tracto digestivo, falla respiratoria, arritmias cardiacas, caída de la presión arterial, daño hepático, ruptura de los glóbulos rojos, anemia secundaría, vómito persistente y deshidratación”, concluye el médico.

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