Llevaban varios años de relación, pero con el tiempo, el amor se acabó y a la mujer la invadió el deseo de acabar con la vida de su pareja para quedarse con sus pensiones y un seguro de vida.

Cuatro días fueron suficientes para que las autoridades en Manizales resolvieran un caso que incluyó a una familia disfuncional, ambición, esoterismo y un asesino sin experiencia.

Yorladis de Jesús Bedoya era la esposa de Álvaro Antonio Chica, un reconocido profesor y pensionado del magisterio en Caldas. Llevaban varios años de relación, pero con el tiempo, el amor se acabó y a la mujer la invadió el deseo de acabar con la vida de su pareja para quedarse con sus pensiones y un seguro de vida del que era la mayor beneficiaria.

Pero ella no quería cometer el crimen, por eso se dedicó a buscar a alguien que lo perpetrara. De acuerdo con el periódico El Tiempo, fue hasta el tercer intento que encontró a alguien que estuviera decidido a asesinar al docente y lo consiguió luego de consultar a brujos y practicantes de magia negra: Jorge Andrés Correa fue el hombre que le recomendaron para matar a su esposo.

Bedoya se citó con Correa el 2 de enero de 2021 en una cafetería cerca de la casa de su esposo para definir detalles del crimen. Luego, el 15 del mismo mes el hombre visitó la casa que la pareja compartía y en la que también vivía un hijo de la mujer.

Bajo el mismo techo y a pocos metros de la habitación del profesor, su esposa y el hombre que contrató ultimaban las acciones para llevar a cabo el crimen. Esa noche Correa también definió su tarifa: le cobraría a Bedoya cinco millones de pesos para matar a su esposo. La mujer le entregó un millón y acordó entregarle el resto del dinero una vez cometido el asesinato cuando pudiera vender algunas pertenencias.

Un día después, la mañana del sábado 16, la mujer salió de la casa y le dio paso al “asesino a sueldo” para que entrara a la vivienda, pues ambos se encontraron en la puerta.

La mujer se marchó y el hombre entró al lugar a cumplir su tarea. Atacó a la víctima, el profesor Chica, mientras este aún estaba en su cama viendo televisión, allí recibió la primera herida.

Constanza Pachón, fiscal del caso le dijo a El Tiempo que la víctima se defendió del ataque, como quedó evidenciado en la escena que investigadores forenses encontraron horas después en la vivienda.

El docente recibió 11 heridas en el cuello, tórax y abdomen. “Tenía muchas heridas de defensa, él luchó por su vida”, agregó la Fiscal.

Los vecinos, al escuchar ruidos en la vivienda, llamaron a las autoridades y encontraron el cuerpo de la víctima. En el lugar de los hechos no quedó rastro de su agresor, pero un testigo lo describió. Los rasgos que entregó coincidían con el hijo de la mujer, que fue señalado como el principal sospechoso.

El hombre, que trabajaba en una fábrica, no se encontraba en la casa en el momento de los hechos, eso quedó registrado en las cámaras de seguridad del sector.

En el interrogatorio el hombre insistió en su inocencia y un detalle en su declaración condujo a las autoridades a sospechar de la madre del joven y la esposa del docente. Aseguró que su madre le había manifestado en varias ocasiones que estaba aburrida de su relación con el docente. Él tampoco tenía una buena relación con su padrastro.

Tras sus declaraciones, las autoridades capturaron a Yorladis de Jesús Bedoya y después de negar insistentemente su participación en el homicidio, aceptó que ella había planeado el asesinato y entregó el nombre del autor material del crimen.

Una persona que lo conocía lo denunció y cuatro días después del crimen fue capturado por las autoridades, quienes dieron con él por la única pista que quedó de él en la escena del crimen: una gorra que usaba constantemente y con la que aparecía en varias fotos de redes sociales.

El hombre no tenía antecedentes penales en el momento de su captura. De hecho, las autoridades determinaron que, por su accionar, el hombre era un inexperto en este delito.

La mujer finalmente fue condenada a 17 años de cárcel por la muerte de su esposo, de la que no pudo sacar beneficio, pues no pudo cobrar ni las pensiones del hombre ni un seguro de vida del que era la mayor beneficiaria; hasta el momento de su captura la mujer se enteró que ese seguro no estaba vigente.

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