El reclamo airado que conoció el país el domingo en la noche del senador del Centro Democrático, Gabriel Velasco, al presidente Iván Duque por su reiterada decisión de no ir a Cali para tomar medidas sobre la compleja situación de orden público, no es el primero que le hace la dirigencia del uribismo.

Sin embargo sí es el más contundente y abierto llamado de diferencia que hace esta dirigencia en los dos años y medio de mandato. Lo visto el domingo no fue sólo lo expresado por Velasco, quien era hasta ese día el vocero del Centro Democrático.

Velasco, uno de los más cercanos congresistas a Duque, había venido defendiendo al mandatario en todos los temas, incluso en complejos como la reforma tributaria, pero ante lo sucedido ese día, sostuvo que el «presidente Iván Duque ha afirmado que para no distraer el trabajo de la Policía Nacional NO vendrá a Cali. Miles de caleños confiaron su voto en mí y en usted. Para no distraer a la bancada, con su abandono por mi ciudad, renuncio a la vocería del Centro Democrático”.

A Velasco se unieron más voces del uribismo que son vallunos o que tienen parte de su trabajo político en el Valle y el Cauca. El representante a la Cámara, Christian Garces, sostuvo que «las personas de Cali se agotaron, se cansaron de estar secuestradas en su propia ciudad y las manifestaciones pacíficas de buena fe terminaron siendo atacadas por comunidades indígenas violentas», para lo cual pidió al gobierno de Iván Duque que «a los indígenas se les debe parar inmediatamente sus presupuestos y sus recursos hasta que se comporten civilmente, como corresponde en un Estado Social de Derecho».

De la misma forma, el senador, también valluno del uribismo, John Harold Suárez, manifestó que «si bien valoramos las buenas intenciones del presidente Duque, pensamos que es el momento de actuar con contundencia desde la legalidad del Estado y los derechos humanos en la garantía de estos para todos, lo que hoy claramente no está ocurriendo debido al ataque de armados ilegales a civiles y el bloqueo de las ciudades».

La reforma tributaria fue otro de los asuntos más recientes con los que se resintió la relación de la dirigencia del uribismo con el presidente Iván Duque. En este tema inicialmente fue el propio expresidente y jefe del partido, Álvaro Uribe Vélez, quien lideró el tema, pero posteriormente fue llevando a que los propios congresistas expresaran sus diferencias, que se centraron principalmente en el IVA, el impuesto a las pensiones y el impuesto de renta que se pretendió imponer desde los dos millones de pesos a los asalariados.

Pero si bien estos fueron las discrepancias recientes de los congresistas para con Duque, las mismas se dieron muy desde el comienzo del gobierno, cuando la senadora María Fernanda Cabal, siempre muy crítica al mandatario, sostuvo “no me siento representada por ejemplo en la elección de su gabinete de personas, que no tenemos ni idea quiénes eran. No me siento representada en que todavía haya cuotas burocráticas de personajes santistas o petristas que tienen que haber salido ya”.

Y este precisamente fue un asunto que se ha mantenido a lo largo del gobierno. Varios congresistas uribistas sostienen en privado que «nosotros los que nos hemos puesto la camiseta por el presidente, le hemos ayudado, le sacamos los proyectos, pero él gobierna con sus amigos».

Toda esta situación se suma a que la campaña para la elección del Congreso de la República ya arrancó, de los 50 congresistas que forman esa bancada al menos 30 de ellos están con propósito de hacerse reelegir, pero ante la compleja situación política de la actualidad en donde la imagen de gobierno es muy negativa, eso les podrá pasar la ‘factura’ y no tendrían el respaldo popular el otro año para mantenerse como una de las bancadas más fuertes.

Otra de las voces más contundentes contra Duque al interior del partido ha sido el exviceministro y exprecandidato del uribismo, Rafael Nieto, quien hace pocos días, cuando la situación de la refriega popular apenas comenzaba, señaló que “no oír al partido que lo eligió ni a su fundador, quien fue su mentor y además cuenta con la mayor experiencia en Colombia, es insensato”, a la vez que agregó: “Hacer público que no lo lee, falta de humildad. El resultado, ¡un costo político monumental!”.

Este lunes en donde presentaron una reforma constitucional para reducir el tamaño del Congreso, la cual así la radiquen ya se hundirá por falta de tiempo, la senadora Paloma Valencia, sostuvo que el presidente Duque sigue teniendo el respaldo del partido, “para nada estamos dejando solo al presidente. Lo que pasa es que dentro de los partidos tenemos opiniones distintas y el presidente está en libertad de escoger qué cosas le parecen adecuadas de lo que proponemos, pero esto hace parte del ejercicio político, no se trata de un partido monolítico”.

No hay divorcio, pero lo claro es que ya no hay luna de miel entre la dirigencia del Centro Democrático con el presidente Iván Duque, y es claro que la relación seguirá enfriándose y siendo distante, aunque de dientes para fuera, como dice el dicho, se diga que no hay diferencias de fondo.

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