Tras el éxito que ha tenido la revolucionaria tecnología que emplean las vacunas contra el Covid-19, la casa farmacéutica Moderna estaría estudiando la posibilidad de usar esta herramienta, el ARN mensajero, para combatir enfermedades como la gripa, el zika, el VIH y el cáncer.

Y para ello cuenta con una robusta cuenta bancaria: más de $19 mil millones dólares, producto de la ventas de su vacuna contra el Covid-19 a diferentes gobiernos y empresas.

El director general de Moderna, Stéphane Bancel, dice que la vacuna contra el Covid-19 es sólo el comienzo. Desde hace mucho tiempo viene diciendo que si el ARN mensajero funciona, dará lugar a una nueva y gigantesca industria capaz de tratar casi todo, desde las enfermedades cardíacas hasta el cáncer y las afecciones genéticas poco frecuentes.

De hecho, Moderna ya tiene fármacos en fase de prueba para esas tres categorías, y asegura Bancel que su empresa también puede convertirse en un fabricante de vacunas dominante, desarrollando inmunizantes para virus emergentes como el Nipah y el Zika, así como para patógenos más conocidos y difíciles de tratar, como el VIH. “Vamos a revolucionar totalmente el mercado de las vacunas”, dice Bancel.

En la sede principal de Moderna, ubicada en la ciudad de Cambridge (Massachusetts, EE.UU.), la farmacéutica ya tiene en su haber vacunas para 10 virus que están en fase de ensayos clínicos en seres humanos o a punto de estarlo. Entre ellas están tres tipos de refuerzos de Covid-19 que están en fase de pruebas, una vacuna contra la gripe estacional que comenzó su primer estudio en humanos en julio, y vacunas contra el VIH que están programadas para comenzar los estudios a finales de este año.

Entre sus apuestas a largo plazo, Moderna desea desarrollar una supervacuna anual que podría suprimir numerosas enfermedades respiratorias, como el Covid-19, la gripe y otras. “Nuestro objetivo es administrar varios ARN mensajero en una sola inyección en una farmacia o en un centro de salud cada agosto o septiembre”, puntualiza Bancel.

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