A medida que aumentan las temperaturas y se intensifican los efectos del cambio climático, las naciones deben tomar medidas urgentes para adaptarse a la nueva realidad climática, de lo contrario, enfrentarán costos, daños y pérdidas graves, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

La adaptación, es decir, reducir la vulnerabilidad de los países y comunidades al aumentar su capacidad para absorber los efectos del cambio climático, es un pilar clave del Acuerdo de París. Bajo este tratado, los signatarios deben implementar medidas de adaptación a través de planes nacionales, sistemas de información climática, alertas tempranas, acciones de protección e inversiones en un futuro verde.

El Informe sobre la Brecha de Adaptación 2020 del programa encontró que, si bien las naciones han avanzado en la planificación, hacen falta mayores esfuerzos para aumentar el financiamiento en los países en desarrollo y acelerar la implementación de proyectos con el fin de que realmente puedan brindar protección contra sequías, inundaciones, el aumento del nivel del mar u otros efectos del cambio climático.

La Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Patricia Espinosa, dijo con motivo de la presentación: “Este informe muestra que, con respecto a la creación de adaptación y resiliencia contra el cambio climático, es como si fuéramos a la batalla con los ojos vendados y un brazo atado a la espalda. Así no es como logramos el éxito. En cambio, este informe debería iluminar el camino a seguir. Ayuda a destacar las áreas en las que se necesita trabajar más, y subraya el hecho de que el Acuerdo de París es nuestro plan para el éxito a largo plazo. Se necesita avanzar urgentemente. Quedan menos de 10 meses para la COP26. Nuestro trabajo hasta ese momento será fundamental para que todos los países aumenten su ambición de adaptación”.

De acuerdo con el reporte, las soluciones basadas en la naturaleza deben convertirse en una prioridad: se trata de acciones adecuadas a los contextos locales que tomen en consideración desafíos sociales como el cambio climático, y brinden bienestar humano y beneficios para la biodiversidad al proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados.

“La dura verdad es que el cambio climático ya está aquí. Sus efectos se intensificarán y afectarán con más fuerza a los países y comunidades vulnerables, incluso si alcanzamos el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2°C este siglo e intentamos alcanzar la meta de 1,5°C”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa

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