El asesinato del líder indígena del resguardo Emberá Katío, Kimi Pernía Domicó, fue producto de una estigmatización hecha por agentes de instituciones del Estado y ejecutada por Salvatore Mancuso, entonces jefe de las Autodefensas.

Así lo reconoció el desmovilizado y extraditado exjefe paramilitar, desde su celda en Estados Unidos, al comparecer virtualmente a diligencias que desde Colombia buscan establecer verdades sobre varios hechos violentos que le costaron la vida a líderes reconocidos en el país.

Mancuso admite que la defensa del territorio, la protección del medio ambiente, y oponerse a la construcción de la presa de la Central Hidroeléctrica Urrá 1, le pusieron literalmente una lápida en el cuello, al líder indígena Kimi Pernía Domicó.

Tal y como lo hizo ante la Comisión de la Verdad el año anterior, Mancuso, confirma que fue él quien ejecutó la orden de asesinarlo, pero revela que esta orden llegó, de las Fuerzas Militares y del jefe máximo de las AUC, Carlos Castaño.

Dijo que el caso de Kimi Pernía, un líder indiscutible con reconocimiento internacional, hace parte de la lista de personajes que fueron asesinados por las AUC luego de ser estigmatizados por agentes del Estado señalándolos de ser colaboradores de la guerrilla.

En su versión, Mancuso aseguró que recibió un reclamo de Carlos Castaño por haber asesinado a Kimi, y dijo recordarle que tenía orden de “arriba”.

Relató que Castaño se puso las manos en la cabeza y exclamó “nos utilizaron”.

Para el caso de Kimi, Mancuso señaló que, luego de haberlo asesinado y enterrado en una fosa común en Tierralta, pero después, la Fiscalía le informó que realizaría exhumaciones en la zona, entonces ordenó desenterrar su cuerpo y tirarlo al río Sinú.

Con el asesinato, el Estado colombiano realizó hostigamientos a la comunidad Embera para que desistieran de rechazar la construcción de Urrá. Fue así como el Ejército, junto paramilitares, realizaron retenes y no les permitían llevar comida a las comunidades.

Mancuso relató que le tiraban las canoas y la comida al río a los indígenas, los señalaban de ser auxiliadores de la guerrilla y los censaron para saber quiénes eran y cómo controlarlos.

En esa declaración dijo que lo mismo ocurrió con el crimen del periodista y humorista Jaime Garzón, a quien según sus palabras lo estigmatizó el Estado y usó a las Autodefensas para asesinarlo.

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