Sin saberse en un primer momento a quién pertenecía, la Policía Antinarcótico de Guatemala le asestó un duro golpe a las disidencias de la guerrilla de las Farc conocida como ‘La Segunda Marquetalia’, cuando en territorio de ese país centroamericano interceptó una aeronave que llevaba en su interior más de una tonelada de cocaína.

Tras notificarse de la incautación de este ‘narcojet’ y de cotejarse información entre las autoridades guatemaltecas y colombianas, la Fiscalía General de Colombia indicó la mañana de hoy que, tras la incautación días atrás de un laboratorio de coca en Tumaco (Nariño), se obtuvo información de las operaciones narcotraficantes de dicha disidencias de las Farc con carteles de la droga mexicanos, así como los puntos y las rutas dispuestas para procesar y sacar toneladas de clorhidrato de cocaína con destino a Centroamérica, principalmente, por lo que estarían empleando una de estas aeronaves.

“Distintas labores de policía judicial y operaciones realizadas en varios puntos del país evidenciaron que los alijos rotulados como ‘G1’, al parecer, salían de centros de producción ilegal en Tumaco, en diferentes cantidades que no superaban los 100 kilogramos. La sustancia era camuflada en vehículos de carga y trasladada a Cúcuta (Norte de Santander), donde, supuestamente, se acopiaba hasta completar la tonelada y coordinar su paso a Venezuela”, informó hace pocos minutos Alberto Acevedo, director de CTI.

Ante ello, el CTI de la Fiscalía General había puesto en sobre aviso a las autoridades internacionales sobre un ‘Jet G3’ con un cargamento de clorhidrato de cocaína que había despegado de una pista clandestina ubicada en territorio fronterizo entre Colombia y Venezuela.

Se conoció que en el operativo de las autoridades de Guatemala, al ser detectada la aeronave, esta fue obligada a aterrizar en un territorio conocido como Petén, en ese país. Al llevar a cabo las respectivas inspecciones por parte de los uniformados, se encontraron más de mil 28 kilogramos de cocaína. Los bloques de la sustancia ilícita tenían la marquilla G1, las mismas que fueron halladas en el complejo cocalero destruido en Tumaco.

Los informes iniciales señalan que el cargamento de droga tenía como destino el cartel mexicano de Jalisco ‘Nueva Generación’, y se calcula que su precio oscila entre los más de 32 millones de dólares.

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