La seguridad presidencial quedará en manos de las Fuerzas Militares.

El ambiente diplomático entre Colombia y Estados Unidos atraviesa un nuevo episodio de tensión tras conocerse que, presuntamente, el Gobierno estadounidense habría retirado un apoyo extraordinario en materia de seguridad e inteligencia a la Casa de Nariño. Aunque la Presidencia de la República no se ha pronunciado oficialmente sobre el tema, la noticia fue revelada por el periodista Ricardo Ospina en el programa Voz Populi de Blu Radio.

El hecho coincidiría con las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro en Nueva York, donde instó a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes del mandatario Donald Trump. Ese pronunciamiento habría generado malestar en Washington y, de acuerdo con versiones extraoficiales, incluso motivó la suspensión de la visa del jefe de Estado colombiano.

Seguridad presidencial bajo mando colombiano
En un mensaje publicado en su cuenta de X, el presidente Petro informó que el Batallón Guardia Presidencial asumirá de manera exclusiva la custodia del Palacio de Gobierno, luego de que, según él, Estados Unidos decidiera retirar las armas entregadas en comodato. El mandatario calificó esas ayudas como mecanismos de subordinación hacia los pueblos.

De confirmarse esta medida, la seguridad presidencial quedaría completamente en manos de las Fuerzas Militares de Colombia, sin el respaldo complementario que Estados Unidos habría venido ofreciendo en los últimos años.

Aviones de combate y producción nacional
En paralelo a esta coyuntura diplomática, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, anunció que el contrato para la adquisición de aviones de combate Gripen será firmado antes de finalizar octubre. El funcionario aseguró que el acuerdo ya está prácticamente listo y solo faltan ajustes técnicos.

Sánchez también recalcó que Colombia tiene la capacidad de fabricar armamento en formatos reducidos, aunque aclaró que ningún país es autosuficiente en este sector. Enfatizó que incluso Estados Unidos importa ciertos equipos de defensa, como el mismo avión Gripen, lo que sitúa a Colombia en un escenario de cooperación internacional en materia militar.

Este panorama plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación bilateral en seguridad, así como sobre la autonomía en la protección presidencial y la capacidad de la industria armamentista nacional.

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