Las prácticas campesinas amigables con el medio ambiente sí son posibles. Muestra de ello es el proyecto Fortalecimiento de Sistemas Productivos Socioecológicos como Estrategia de Desarrollo Rural Bajo en Carbono, del cual son beneficiarios los productores adscritos a la Asociación de Productores para el Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, Asprocig.

Esta agremiación lleva consolidados 35 años de trabajo, pero las condiciones del cambio climático motivaron a sus miembros a adoptar nuevas prácticas que no solo les permitieran el desarrollo de sus actividades cotidianas, sino que además, adhirieran saberes relacionados con tres pilares fundamentales: la generación de energías renovables, los sistemas agrosilvopastoriles y el reciclaje. Todo ello, para aportar a la reducción de las emisiones de CO2.

Es así como, con el apoyo del Fondo Acción, se logró la reducción de 226,98 toneladas de dióxido de carbono y la implementación de acciones ganaderas sostenibles en cerca de 102,294 hectáreas.

“El proyecto que se desarrolló con el Fondo Acción fue un proyecto con el que se buscó diversificar los medios de vida de las comunidades que se encuentran en la zona de la Ciénaga Baja del río Sinú, asociadas a unas prácticas de desarrollo bajo en carbono, cuyo fin último es la mitigación de los efectos del cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero, que se producen en el sector agropecuario sobre todo en esta región”, señaló Ana Karina Pérez, desarrolladora del proyecto.

Aunque esta iniciativa ha tenido como epicentro a varios municipios como Lorica, Chimá, Tuchín, San Andrés de Sotavento, Cotorra, Momil, entre otros, sus líderes aseguran que puede ser replicado en otras zonas.

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