La perseverancia, el amor por sus hijos y la voluntad de salir adelante fueron los pilares que llevaron a Alba María Álvarez Álvarez a obtener su título como Tecnóloga en Regencia de Farmacia en la Universidad de Córdoba. Durante la ceremonia realizada en el Centro de Convenciones de Montería, Alba recibió su diploma, pero no lo hizo sola: su hija María De Los Ángeles Palmera Álvarez, de 5 años, estuvo a su lado, como lo estuvo durante todo el camino académico de su madre.

«Nunca es tarde para estudiar, todo se puede. Imagínense, si pude yo con tres niños, trabajando y estudiando, todo se puede», expresó Alba, con una mezcla de orgullo y alegría. Su historia es la de muchas madres que, a pesar de las dificultades, encuentran en la educación una herramienta para transformar sus vidas y las de sus hijos.

Madre soltera y con tres hijos, Alba tomó la decisión de seguir estudiando, sin importar los desafíos que esto implicaba. Su hija María de los Ángeles la acompañó a clases desde el primer año, convirtiéndose en una compañera inseparable en su proceso de aprendizaje. «Los profesores me apoyaron mucho, siempre estaban pendientes de ella, le llevaban dulces, galletas. Yo sentí que mi hija merecía venir a la ceremonia y por eso le hice un diploma simbólico», expresó Alba.

Durante el acto de graduación, el rector de la Universidad de Córdoba, Jairo Torres Oviedo, destacó la importancia de la educación pública como un motor de transformación social. Destacó que esta es una institución que abre sus puertas a quienes sueñan con un mejor futuro, sin importar las barreras que deban enfrentar. Reiteró que la educación es la herramienta más poderosa para cambiar vidas y la universidad pública debe ser el escenario donde esas transformaciones ocurran.

Alba, oriunda del departamento de Sucre, es enfermera auxiliar de profesión y ahora suma un nuevo logro académico con su tecnología en Regencia de Farmacia. A pesar de haberse mudado recientemente a Morroa, Sucre, no dudó en regresar a Montería para recibir su título, un sueño que había anhelado por mucho tiempo. «Siempre quise estudiar en la Universidad de Córdoba. Al principio pensé en Enfermería, pero finalmente estudié Regencia de Farmacia y estoy muy feliz por ello», dijo.

Ahora, con su diploma en mano, Alba aspira a trabajar como visitadora médica y seguir brindando lo mejor a sus hijos, Alejandro de 18 años y quien cursa quinto semestre de la Licenciatura en Educación Física, Recreación y Deporte; Santiago, de 9 años, quien cursa quinto grado de primaria; y María De Los Ángeles, quien cursa transición. «Pienso ser visitadora médica. Aspiro a eso y a seguir adelante», puntualizó.

Su historia es un testimonio de lucha y amor por el conocimiento. Un recordatorio de que la educación es un derecho que transforma vidas y que en la Universidad de Córdoba las puertas están abiertas para quienes, como Alba María, deciden construir su propio futuro.

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