De los 30 municipios de Córdoba, un solo municipio cuenta con agentes de tránsito en convenio con la Policía, el resto funcionan con el lema ‘sálvese quien pueda’.

Esa es, en términos castizos, la realidad del departamento de Córdoba, donde este año, según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, han fallecido 164 personas en percances, aunque otras hablan de 254 decesos.

Pero más allá de la estadística, hay una realidad clara: hay políticas en el papel, planes de prevención en temporadas altas y puentes festivos, poca educación y control, porque los entes territoriales no tienen sus propios guardas, no aplican con rigurosidad el papel preventivo, sino reactivo ante la calamidad expuesta mediáticamente.

El secretario de tránsito departamental, Fredy Gloria, reconoce que Montería es el único municipio que tiene agentes de tránsito por un convenio firmado con la Policía, pero que fenece este 31 de diciembre, el resto están sin orden y control.

Para el caso de la capital de Córdoba, ese convenio con la Policía se firma casi seis meses después de cada vigencia, es decir, solo funciona una parte del año, en el resto del tiempo, todo mundo hace lo que se le da la gana y un inspector, es quien debe asumir levantamiento de croquis y conciliador de accidentes. No tiene la capacidad de hacer partes o decidir inmovilizaciones.

Mientras el desorden pulula por falta de autoridad, se pierde lo poquito que en pedagogía, dicen hacer desde la débil y casi nula Secretaría de Tránsito, que es más una oficina administrativa y burocrática, porque la operatividad la tiene la concesión.

Según cifras del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, de los 164 muertos en accidentes referenciados por ellos, 134 son motociclistas entre conductores y acompañantes, lo que representa un 79% del total de las víctimas. También murieron 19 peatones, 10 usuarios de vehículos particulares, dos ciclistas y otros tres casos están en investigación.

A la falta de autoridad súmele la imprudencia de nosotros como conductores de carros, motos, bicicletas y hasta peatones. La mayoría irrespeta señales, transitan sin documentación en regla, todos dicen llevar la preferencia vial y los niveles de intolerancia son cada día más elevados.

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