El 20 de julio se considera como una de las fechas más importantes en el país, fue el acontecimiento que finiquitó la hegemonía española en el territorio nacional, luego de más de 300 años en los que los españoles dominaron el territorio, tras descubrir América.

El proceso de independencia surgió entre los años de 1810 y 1819, finalizando con la histórica Batalla de Boyacá, la confrontación más importante de la guerra de independencia de Colombia que dio por garantizado el éxito de la Campaña Libertadora de Nueva Granada.

Se le considera además como el evento que concluyó la campaña independentista que empezó a finales del siglo XVIII y tuvo como fecha emblemática el 20 de julio de 1810, así lo define el Ministerio de Cultura.

Aunque el 20 de julio fue establecido como día nacional para conmemorar la independencia, cabe destacar que el proceso no se efectuó en todo el país el mismo día. En ciudades y municipios como Cartagena, Buga y Socorro, la firma independentista tuvo celebración en otras fechas. Por ejemplo, en Cartagena la festividad se conmemora el 11 de noviembre, mientras que en Valle y Santander se celebra el 28 de septiembre y el 10 de julio, respectivamente.

El historiador Marcos González, explica que los políticos bogotanos y radicales fueron quienes nombraron el 20 de julio como Día de la Independencia en el año de 1873. «Hay que entender que, como toda fiesta patria, haber establecido al 20 de julio como símbolo de la independencia respondía a los intereses políticos de la élite que lo hizo», afirmó el historiador.

Tal como la historia resalta la Independencia de Colombia se llevó a cabo por un hecho que dio inicio a la ruina del Virreinato de Nueva Granada.

El suceso fue llamado «El Florero de Llorente» y según se explica en el archivo de Bogotá, los criollos dieron inicio a una estrategia política , la cual constaba de crear un desorden público y de esta manera tomar el poder, lo cual pondría fin al disgusto de Santafé contra el gobierno español.

El prócer Antonio Morales fue quien propuso utilizar al comerciante español José Gonzáles Llorente para dar inicio a la disputa, por lo cual debían prestarle a Llorente una pieza para, aparentemente poder adornar una mesa del banquete en honor al comisionado Antonio Villavicencio.

La propuesta fue aceptada por los criollos quienes escogieron el día 20 de julio de 1810, un viernes, para llevar a cabo su plan. El día fue pensado en que habría una gran cantidad de personas concentradas en la plaza, dado a que era un día de mercado.

Tal y como lo diseñaron, llevaron a cabo el plan yendo los criollos hasta la casa de Llorente, le solicitaron el florero y como era de esperarse este se negó debido a que estaba deteriorado.

Francisco de Paula Santander pasó por el frente del almacén y le dio un saludo a Llorente, por lo cual los criollos aprovecharon para realizar acusaciones en contra del comerciante por dirigirle la palabra a un español y de haber lanzado insultos contra los americanos.

Como era de esperarse el suceso provocó una rebelión de personas en contra del dominio español «El Virrey, las autoridades militares y los españoles, contemplaron atónitos ese súbito y violento despertar de un pueblo al que se habían acostumbrado a menospreciar», explica el historiador Indalecio Aguirre.

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