La angustia se ha apoderado de la familia de Nanys Mayerly Rodríguez, una joven de 24 años oriunda de Paz de Ariporo (Casanare), quien desapareció el pasado 15 de septiembre tras viajar a Ucrania con la promesa de un empleo que terminó convirtiéndose en un reclutamiento militar.
Su hermana, Nelly Rodríguez, ha denunciado que no ha recibido noticias desde entonces y que, como ella, más de 150 familias colombianas atraviesan la misma incertidumbre. “No sabemos nada de ellos. Nadie nos da información”, lamentó.
De acuerdo con su testimonio, Nanys fue seducida por la oferta de un pago de hasta 19 millones de pesos, aunque apenas recibió dos millones por su primera misión. “Entre más peligrosa la operación, mayor es el pago. Los están usando como carne de cañón y les lavan el cerebro”, aseguró Nelly, quien describió el trato que reciben como coercitivo e inhumano.
“Estar allá no es simplemente dormir en un batallón. Si alguno dice que quiere abandonar la misión o solicita la baja, lo encierran”, relató, agregando que la mayoría de las personas desaparecidas son colombianas. “Es raro escuchar de casos de otros países. Ellos no son mercenarios; hacen parte de las Fuerzas Militares de Ucrania, aunque tengan otra nacionalidad”.
La mujer también denunció que ha sido víctima de amenazas por intentar visibilizar el caso. A pesar de ello, continúa colaborando con la Cancillería entregando pruebas y documentos, y recolectando fondos junto a su familia —unos 26 millones de pesos— para lograr el retorno de Nanys.
“He hablado con algunos compañeros de ella y me dicen que no crea todo lo que dicen los comandantes, que están vivos y que pronto habrá comunicación”, expresó Nelly, aferrándose a la esperanza. Sin embargo, la última conversación con su hermana todavía retumba en su memoria: “Puede que hoy sea la última vez que hablemos”, le advirtió Nanys antes de perder el contacto.