Una madre en Inglaterra vivió un momento impactante al encontrar a su bebé de un año comiéndose las cenizas de su abuelo. El sorprendente hecho quedó registrado en video y se volvió viral en redes sociales.
“Horrorizada” quedó una madre en Inglaterra cuando entró en su sala de su casa y lo encontró a su bebé de un año de edad, comiéndose accidentalmente las cenizas de su abuelo.
Natashy Emeny, de la zona de Lincoln, Reino Unido, apenas había salido de su habitación cuando descubrió la impactante escena que quedó grabado en video, el cual se volvió viral en redes sociales.
El travieso niño, llamado Koah, caminaba inocentemente por la sala con cenizas manchadas en la cara, la ropa y el sofá.
El impactante momento en que un bebé se come las cenizas de su abuelo
La madre comentó que sorprendió a su hijo con ‘las manos en la masa’ comiéndose los restos de su abuelo y filmó la inocente reacción de su hijo y la publicó en su cuenta de TikTok, lo que divirtió a varios internautas, según The Daily Mail. “¡Dios mío! Cuando tu hijo se come a tu padre”, escribió en el video.
Emeny aclaró que su hijo había devorado los restos de su abuelo y mostró a su hijo deambulando por la sala de estar con una camiseta cubierta de cenizas. Su hijo no solo había hecho un desastre enorme, sino que también había comido las cenizas de su difunto padre.
¿Qué hacer si un niño se come unas cenizas humanas?
Ingerir cenizas humanas es perjudicial para la salud, aunque no suele ser letal en pequeñas cantidades, ya que pueden contener residuos de mercurio, plomo, arsénico o incluso restos de materiales médicos (como amalgamas dentales o prótesis), que son tóxicos si se ingieren.
Igualmente, aunque el proceso de cremación elimina bacterias, las cenizas no están completamente libres de impurezas o agentes contaminantes.
En estos casos, se recomienda acudir de inmediato al médico o al centro de toxicología. Además llevar una muestra de las cenizas (si es posible) para su análisis. Y es importante, evitar que se induzca el vómito sin orientación médica. Por último, ingerir cenizas puede irritar el estómago y los intestinos, especialmente en bebés o personas con sistemas inmunológicos sensibles.