El hombre pensaba que iba a recibir una ayuda económica por parte del gobierno a través de la Renta Ciudadana y no salió beneficiado.

Un insólito hecho se registró en el cementerio de San Pelayo, donde un hombre, en un acto desesperado, ingresó a una bóveda y clamó a gritos que lo enterraran vivo. Los vecinos, alarmados por los gritos, acudieron rápidamente al lugar y se encontraron con la sorprendente escena del hombre dentro de la bóveda.

Al indagar sobre su situación, el hombre reveló que se encontraba en una profunda crisis financiera. Según su relato, había solicitado dinero prestado a ocho cobradiarios, con la intención de utilizarlo para disfrutar de una vida más desahogada. Sin embargo, optó por gastar todo el dinero en cerveza.

El hombre pensaba que iba a recibir una ayuda económica por parte del gobierno a través de la «renta ciudadana». Sin embargo, al intentar cobrar, le informaron que no había sido seleccionado como beneficiario.

Desesperado ante la situación y sin saber cómo enfrentar los préstamos adquiridos, optó por el drástico pedido de ser enterrado vivo.

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